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·3 de diciembre de 2024
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Por activa y por pasiva. Simeone siempre ha sido claro al hablar de la importancia que tiene la competencia dentro de una plantilla. Esa sensación de tener que pelear cada día con tu compañero por un puesto en el once es vital, y el argentino lo sabe. De ahí que siempre trate de tenerlos a todos enchufados, pues solo así se alcanza un nivel como el que está exhibiendo el Atlético de Madrid.
Atrás queda la derrota ante el Betis en el Benito Villamarín que marcó un antes y un después. Un 27 de octubre que es la fecha del último tropiezo rojiblanco, que ya encadena siete victorias consecutivas. Todas ellas han permitido meterse de lleno en la pelea por LaLiga, dar un paso al frente en Champions y seguir con vida en la tan querida Copa del Rey.
Resultados que son fruto de la consolidación de una idea de juego y de la toma de galones por parte de ciertos jugadores. Julián Álvarez o Pablo Barrios son la gran muestra de ello. El argentino, gran fichaje del verano, está dando sentido a la inversión que se depositó por él tras un primer tramo indeciso. Y el canterano, lesiones aparte, se ha convertido en el indiscutible del mediocampo por encima de nombres como el de Koke, Rodrigo De Paul o Conor Gallagher.
No son ellos los únicos protagonistas que hablan bien de la competencia interna que exhibe el Atlético. En el conjunto rojiblanco viven una insurrección inesperada liderada por Giuliano Simeone y Clément Lenglet. El pupilo del Cholo, cuestionado por su estancia en la plantilla al término del verano, ha acallado las críticas a base de trabajo y fe.
Ver a Giuliano sobre el césped reafirma que es hijo de Simeone. Misma garra, mismo sacrificio y misma actitud. Y el caso del central francés no es muy distinto. Con todo el mundo pendiente de Hancko, su llegada bajó el suflé de emociones que despertaron los fichajes. Pero con la lesión de Le Normand, Lenglet se ha hecho un hueco en la zaga colchonera.
Una figura inesperada y una apuesta arriesgada del club que está contribuyendo a la vuelta de esa solidez defensiva que tanto se añoraba. El Atlético es el equipo menos goleado de LaLiga y parte de responsabilidad tienen las buenas actuaciones del galo. Eso sí, con la vuelta de Le Normand, queda por ver cuál será su nuevo papel en el equipo.
Siempre se ha dicho que los grandes equipos suelen tener un once reconocible que sus aficionados se sepan de memoria. Pues en el Atlético eso no ocurre, entre otras cosas, gracias a la competencia. Simeone tiene a su disposición casi al total de su plantilla y en cada partido opta por introducir alguna novedad. Una fórmula que le esta funcionando y que se seguirá repitiendo.
Además, al contar con cinco cambios por encuentro, la posibilidad de variar sistemas y roles es muy amplia. Un abanico con el que el entrenador argentino juega para reactivar o potenciar a los suyos en función del desarrollo del juego. Y eso tampoco le está yendo mal porque 14 de los 39 goles que acumula el conjunto madrileño han llegado desde el banquillo. En definitiva, bendita competencia.