Atleti, ¡cómo has cambiado! | OneFootball

Se había rumoreado durante todo el día, pero la bomba estallaba por la noche: La Superliga es una realidad y el Atlético de Madrid estaba entre los “clubes fundadores.” Así, con ese particular nombre que a uno le hace recordar la película “La Purga,” se presentaba el proyecto. Como en el largometraje, el objetivo es que las élites, en este caso del fútbol, sigan viviendo mejor y los equipos menos punteros vayan siendo borrados del mapa.

El Atlético de Madrid, ese club del cual nos enamoramos por ser la oposición a todo cuanto considerábamos injusto, ha estrechado la mano de su máximo rival, Florentino Pérez, y ha entrado en un cártel que se propone convertir el fútbol en un coto privado. La meritocracia ha muerto para dar paso a unos criterios de selección, y de repartos económicos, puramente arbitrarios. La que pretende ser la mejor competición a nivel clubes del mundo no puede tener listas de admisión en la que los méritos deportivos jueguen un papel meramente testimonial. Y dentro de todo, el Atleti.

Aún resuenan en mi cabeza los miles de comentarios que escuché aquella tarde-noche de octubre en el Vicente Calderón. Todo el mundo se frotaba los ojos al ver la gran lona de estrellas moverse en el círculo central. Habíamos vuelto a la Liga de Campeones después de mucho tiempo. Era la primera vez que escuchaba aquella música en directo. Sonaba bien. Nadie nos había regalado nada. No fue una invitación a un guateque en una zona cara. Llegamos reventando la puerta, con la satisfacción de quién sabe que está ahí única y exclusivamente por él mismo. Pregunten a cualquiera de los que hizo la ola el día del Schalke si prefieren remar en un kayak o subirse a una lancha con motor. ¿Acaso ser del Atleti ha significado alguna vez escoger el camino fácil? O mejor, ¿Acaso el Atlético de Madrid ha tenido alguna vez una justificación racional?

Juraste que no serías como ellos y mirabas sus fiestas con recelo. Maldecías el champán, sobrevalorado según tú, con el que brindaban mientras apurabas una litrona de Mahou. Agarrabas la mano de tu círculo cercano y les hablabas maravillas sobre esa forma de vivir la vida tan ajena a los lujos. A las primeras de cambio alguien abrió la puerta del local. Tiraste la litrona contra el suelo y te zafaste de los que te pedían que no les abandonases. Entraste en su mundo, y te gustó. Renegaste de todo lo anterior cuando aún no te habían ofrecido el primer canapé. Ahora, gente que cuando no tuviste nada te daba la espalda sin ni siquiera mirarte a la cara, te da golpecitos cariñosos. Vas camino de una vida que un día dijiste que no te hacía falta para ser feliz. Los que un día fueron tuyos, se mantienen fieles. Tú en cambio, Atleti, has cambiado.

Foto: mundodeportivo.com