Athletic, 0 - Real Madrid, 2: Eterno Madrid | OneFootball

Athletic, 0 - Real Madrid, 2: Eterno Madrid | OneFootball

Icon: La Galerna

La Galerna

·16 de enero de 2022

Athletic, 0 - Real Madrid, 2: Eterno Madrid

Imagen del artículo:Athletic, 0 - Real Madrid, 2: Eterno Madrid

Cómo cambian los tiempos. Antiguamente la Supercopa marcaba en el calendario el final del verano, el último consuelo antes de regresar a la oficina. Hoy es como aquel viejo polvorón olvidado que aparece en la panera en marzo. Hoy las neskas y las mocitas madrileñas llevan niqab y en lugar de castizos con claveles y txikiteros con txapelas vemos señores con mostacho y chilaba. Afortunadamente, en esta Supercopa del Desierto -la #SuperSuperCopa según Movistar- Real Madrid y Athletic Club de Bilbao representan lo de siempre: La Historia.

Bajo esta atmósfera, y en pintoresco horario dominical, comenzó la final entre vikingos y leones, sometida en los primeros compases a las loas y abucheos de un público saudita de tendencia merengona. Enfrente, un Athletic reconocible a pesar de los tiempos modernos. Ahora Bilbao tiene Guggenheim y un Bilbao Exhibition Center, pero el Athletic sigue basculando en defensa con la precisión de una factoría metalúrgica de Altos Hornos al otro lado de la ría. También amenaza en ataque cual desenfrenado martillo neumático fiado a la categoría de Sancet o la velocidad de los Williams, los futbolistas, no las tenistas.


OneFootball Videos


Que se lo pregunten al Cholo.

El Madrid, cansado tras el clásico, desencadenado y acostumbrado aquel día a todo un vodevil defensivo azulgrana, se encontró esta noche en Riad con una maquina defensiva bien engrasada. Cual Ángel Cristo en los noventa, el Madrid introducía la cabeza en las fauces del león en busca del gol victorioso, mientras Militão y Alaba se batían con los velocistas txurigorris. Y a todo esto en el palco, un jeque -o un rey, vaya usted a saber- en presencia de Rubiales saludaba un taconazo mágico pero infructuoso de Vini para Karim consultando en su iPhone el precio del Barril Brent.

El Madrid, mientras tanto, buscaba su espacio en el partido y acabó por encontrar acomodo en el balcón del área y en la banda de un activo y lúcido Rodrygo bien respaldado por Lucas Vázquez como fiel escudero. Los de Carletto amenazaban con inclinar el encuentro, pero el Athletic resistía vigoroso ante un Madrid que parecía mentalmente exhausto tras la prórroga del miércoles ante el Pedri Team.

Imagen del artículo:Athletic, 0 - Real Madrid, 2: Eterno Madrid

Y cuando parecíamos mascar otro choque árido y sin prisioneros ante un rival aguerrido que no da un balón por perdido, a los 38 minutos, una buena salida defensiva blanca acabó con el balón de nuevo en la banda de Rodrygo, la mejor baza en el primer tiempo frente a un apagado Vini. Goes agarró el esférico y penetró en el área como un cuchillo se hunde en la mantequilla. Una vez rodeado de rivales despavoridos descargó al balcón del área para Modric, que, después de astillar dos largueros en Liga, esta vez no falló.

Su delicado toque, muy cerca de la escuadra, batió al arquero de La Roja.

La Supercopa más cerca.

El Athletic reunió a los hermanos Williams en la reanudación, en lo que pareció un síntoma inequívoco de los vascos de ir a buscar el empate. Poco duró la esperanza para los de Bilbao. A los 51', de nuevo mediante una salida limpia y cristalina de balón de los blancos, Lucas Vázquez sirvió atrás para Karim, cuyo remate golpeó en la mano de Yeray, que se lanzaba al suelo a atajar el disparo.

Ayer, mano involuntaria. Hoy, jugada de VAR, penalti, amarilla para Marcelino por protestar, gol de Benzema, 2-0 y la Supercopa saudita de Rubiales camino del Bernabéu.

Imagen del artículo:Athletic, 0 - Real Madrid, 2: Eterno Madrid

Tan peliaguda resultaba la situación ya para el Athletic que Marcelino optó por la desesperada: Raúl García en punta. Algo así como cuando el capo mafioso de turno llama a Vinnie Jones para hacer algún recado en una película de Guy Ritchie.

Dos cabezazos, un disparo y una tarascada después ya parecía tarde para García y para el propio Athletic. El Madrid había domesticado tanto al león que le faltaba colocarle un plato de Whiskas en su caseta. Aun así, Carletto sustituyó a Rodrygo, uno de los mejores, e introdujo mayor empuje con el Pajarito Valverde sobre el césped.

El Athletic trataba de empujar, pero sin fútbol suficiente. Y mientras tanto, nuestro hechicero balcánico, que ya nos deleitara con el gol inicial del encuentro, nos brindaba otro regalo con un caño delicioso sobre Mikel Vesga. La silueta de Luka, y por extensión la del propio Madrid, lucía elegante -campeón- como la de Lawrence de Arabia sobre las dunas del desierto.

Y de repente, el tuareg blanco se vio sorprendido por la última tormenta de arena. Sin Vinícius ya sobre el verde, García (¿quién si no?) remató furibundo de cabeza un delicado centro de Yuri. El balón se estrelló en la mano de Militão. Penalti claro en los tiempos que corren.

La roja del colegiado Soto Grado, por el contrario, fue el toque de autor del señor del silbato.

Raúl García (¿quién si no?) se aproximó a los once metros para sumirnos en un tiempo de descuento de pesadilla. Courtois se venció y el navarro disparó con violencia. Parecía gol pero, para su sorpresa y la de toda la península arábiga, el arquero belga sacó una de sus largas piernas en rectificado de balonmano y, firme, despejó la pena máxima.

El león entonaba el canto del cisne.

Porque la Supercopa podrá ser en Arabia, pero el campeón (o el supercampéon si prefieren) casi siempre es el Real Madrid.

Hay cosas que cambian poco.

Fotografías: Imago

Ver detalles de la publicación