Atalanta 1-2 PSG: ¿En qué mesa sentamos a Neymar? | OneFootball

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El Nueve y Medio

·13 de agosto de 2020

Atalanta 1-2 PSG: ¿En qué mesa sentamos a Neymar?

Imagen del artículo:Atalanta 1-2 PSG: ¿En qué mesa sentamos a Neymar?

Las grandes citas están para que aparezcan los grandes futbolistas. Y la Champions se diseñó para que el campeón de cada país tuviese los reflectores con los que sus respectivos campeonatos domésticos no cuentan. Allí, la temporada de Neymar Jr, fuera de las denominadas “grandes ligas”, estuvo en todo momento al nivel de los mejores hasta que llegó la pandemia. O, como se dice hoy en día, comió en la mesa de Cristiano Ronaldo y Lionel Messi. Hoy, mejorando incluso el brillante partido que completó en aquel famoso Barcelona 6-1 PSG, el brasileño dio una cátedra a nivel técnico y táctico. Completó una masterclass sobre cómo tirar del carro cuando sus compañeros le dejaron solo. La peor noticia para el PSG fue la lesión de Keylor.

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Para todo eso sirven los momentos cumbre. También para castigar cada error sobre el campo o desde la pizarra de principio a fin. El encuentro fue bastante cómodo hasta el descanso. De hecho, lo suficiente como para que, a quien escribe esta crónica, se le pasase por la mente titularla “En la era de la presión alta y los marcajes individuales, Gasperini es el rey”. A lo largo de los primeros 45 minutos, la Atalanta fue infinitamente mejor a nivel colectivo. Gian Piero se impuso sobre un Tuchel que, más allá de situar con pleno acierto a Neymar en el carril central, como falso “9” del 4-3-3, no dejó demasiadas soluciones tácticas.


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Precisamente a causa de la presión alta y los emparejamientos individuales made in Gasperini, el Paris Saint-Germain no pudo sacar a relucir el talento de una de las mejores plantillas de Europa. Se limitó a competir gracias a que el “10” jugó de diez y lo hizo en el principal punto débil de La Dea. En consecuencia a esa presión al hombre, donde el doble pivote Freuler-De Roon ahoga al mediocampo rival –hoy fueron Gueye y un Ander Herrera dinámico que se reveló durante algunos tramos como sustituto de Verratti en un escenario incómodo– , surge un arma de doble filo que expone su talón de Aquíles. El problema fue la zona entre líneas.

Ahí, Tuchel detectó el agujero y supo exprimirlo con su único as en la primera mano. Fue través de un plan sorprendente con Icardi muy incómodo en el extremo diestro y Sarabia por la izquierda aportando mucho trabajo aunque poca claridad ofensiva. Pero Neymar olió la sangre y estuvo todo el partido preparado para aprovechar su momento tras pérdida o después de un error de la Atalanta. Fue un instante que no llegó en forma de gol e, incluso, desperdició dos mano a mano que, en otras circunstancias, hubiesen servido para catalogar su partido como errático. Y nada más lejos de la realidad.

Icardi sólo tocó 13 balones en la primera mitad. Neymar intervino en 54 ocasiones, completando ocho de nueve regates (Sofascore).

Sin embargo, en la segunda mano, a la vuelta de vestuarios, Atalanta acusó el cansancio de su plan infernal. Gasperini lo detectó, reaccionó pronto y retiró de la partida a sus cartas más ganadoras. Pero ya era tarde. El entrenador se equivocó porque su plan no fue sostenible durante todo el encuentro y los últimos minutos fueron un cara o cruz. Sólo por sensaciones, el 1-1 ya iba a saber a 1-2. En Bérgamo, los 90 minutos parecieron toda una vida.

La puesta en escena del técnico parecía brillante. Además de no traicionar su estilo, implementó algunos matices para competir mejor. Pero la Champions está diseñada para los mejores, no para los más valientes. Y muchas veces, estos equipos valerosos pierden “su titular” en los instantes finales, como les pasó antes al Málaga 12/13 de Pellegrini o al Ajax 18/19 de Ten Hag. El equipo italiano se fundió muy pronto y eso fue culpa de una osadía que, en caso de victoria, sin duda se estaría alabando.

Duván Zapata demostró que sigue empeñado en probar que es un delantero venenoso en el área y jugando de espaldas a portería, pero cuyos movimientos sin balón están tremendamente infravalorados. Y a todo eso, hoy le añadió una presión intensa sobre los centrales parisinos, ayudado por El Comodín Pašalić. El croata suplió bien a Iličić y fue el autor del 1-0. Y, por supuesto, el “Papu” tampoco defraudó en el escenario con el que probablemente siempre soñó.

El otro “10” apenas disputó 60´, pero el partido no se puede entender sin su imprevisibilidad sobre el campo –al igual que la de una Atalanta que nunca deja de permutar en ataque posicional–, y tampoco sin su férreo marcaje a Marquinhos (mediocentro). El argentino anuló al brasileño y, con ello, dificultó también la salida de balón del PSG por el carril central. Pero, además, fue protagonista en el matiz táctico mencionado.

El “Papu” volvió a ser la figura de Atalanta, tanto en ataque como en defensa.

Ante el 2 vs 1 que tenía la Atalanta en los costados –de ahí su superioridad por dentro–, Hateboer y, en especial Gosens, dejaron un partido discreto en ataque. Ambos estuvieron muy cohibidos más allá de algunos tramos concretos y de un patrón consistente en juntar al equipo por izquierda para que el carrilero holandés cargase el área. Esto hacía sufrir a Bernat en los centros laterales al segundo palo. Alejandro Gómez lo entendió muy bien y estuvo moviéndose mucho menos en el carril interior que de costumbre, dando así más amplitud por ambos flancos.

El ataque y la presión efectiva de la Atalanta se terminaron con la salida de sus tres delanteros del campo, fundidos físicamente. Y, entonces, Tuchel sacó su otra gran carta. Su ‘as’ en la manga fue Mbappé. El técnico alemán dijo que el “7” estaba para disputar media hora y salió en el 60′, como un reloj. Pero, por lo que mostró el francés, atacando con una punta de velocidad endiablada en el extremo izquierdo y rompiendo a un Tolói que tampoco llegaba bien de piernas, dio la sensación de que estaba para más minutos, aunque quizá a riesgo de sufrir una recaída en su tobillo.

Neymar rompió a Caldara cuando el líbero saltaba a encimarle y Mbappé hizo lo propio en carrera ante Tolói.

El campeón del mundo también perdonó dos mano a mano. Sin embargo, desde que ingresó al terreno de juego, coincidiendo además con el paso atrás de una Atalanta que estuvo demasiado tiempo cerca de su área –otra de sus debilidades–, Neymar terminó de tirar la puerta abajo. La frescura que le dieron al PSG otros revulsivos como Draxler, Paredes o Choupo-Moting, ni por asomo la encontró Gasperini en un banquillo al que en nada le beneficia la nueva norma de los cinco cambios.

La Atalanta murió de pie, lo cual es digno de elogio. Pero también se quedó en la orilla, algo que deja un sabor muy amargo para despedir una temporada de ensueño. Sus esperanzas duraron hasta un descuento que sirvió para que Marquinhos marcase el 1-1 y se redimiese de un partido donde no dio las habituales soluciones con balón a su equipo. Incluso Choupo-Moting también se reivindicó. En apenas diez minutos, el camerunés completó dos key passes y empujó el 1-2 final, en el 94′, a pase de Mbappé, tras otra genialidad del “10”.

La figura: Neymar Jr.

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Por todo lo mencionado, el astro brasileño se lleva el ‘MVP’ del partido y quizá le dispute el galardón de la competición a Lewandowski, Messi o De Bruyne. El paulista fue prácticamente la única solución parisina durante más de una hora de encuentro. Demostró liderazgo, determinación, clase y autosuficiencia en un momento muy delicado, cuando su equipo estaba contra las cuerdas. En el punto débil de la Atalanta –a la espalda del doble pivote–, demostró que ya no es el extremo regateador que salió del FC Barcelona, sino un “10” que optimiza un desborde solo a la altura de Messi. Y lo hace en espacios reducidos, entre líneas y en el carril central. Neymar hizo que pareciese fácil lo más difícil del fútbol, en la que puede ser la mayor exhibición individual en una eliminatoria Champions de la última década.

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