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·18 de enero de 2021
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·18 de enero de 2021
El FC Barcelona volvió a protagonizar otra debacle al caer contra el Athletic Club en la final de la Supercopa. Los culés tenían el título prácticamente ganado tras llegar al minuto 88 venciendo 2-1, pero Asier Villalibre mandó el encuentro a la prórroga al aprovechar un error mayúsculo de la defensa del Barça y marcar a placer contra Ter Stegen al poco de llegar al 89 de partido.
Ya en la prórroga, los azulgrana vieron como Iñaki Williams anotaba el tanto de la final con un espectacular disparo que acabó en la escuadra de la meta barcelonista. Tras encajar el 3-2 al poco de empezar la prórroga, los catalanes no tuvieron capacidad para reaccionar y apenas generaron peligro en el tiempo extra. Los bilbaínos se hicieron con el trofeo y, para colmo, Leo Messi acabó expulsado tras agredir a Villalibre cuando el choque ya agonizaba.
La acción del capitán culé fue más que reprochable y se notó la frustración que llevaba acumulando todo el encuentro. El '10' no solo acabó desesperado por la derrota o por no tener su mejor noche, sino que probablemente también lo hizo por la actitud de su equipo durante toda la final. Porque el Barça, a pesar de ir ganando buena parte del primer tiempo y del segundo, ni mucho menos se mereció llevarse esta Supercopa.
El conjunto barcelonista saltó a La Cartuja de Sevilla dejando la sensación de que no se estaba jugando ningún título. Los catalanes salieron relajados, sin tensión y con cierta apatía que aumentó la ya de por sí enorme confianza que tenía el Athletic en sí mismo. Los 'leones' salieron a morder y sorprendieron a un Barcelona que circuló la pelota con mucha lentitud, sufrió con la presión de los vascos y apenas generó peligro en todo el partido.
Porque los azulgrana, más allá de los dos goles, prácticamente no tuvieron ocasiones para marcar. En total, los de Koeman hicieron 10 tiros, con solo 4 entre los tres palos. Incluso los de Bilbao, a pesar de tener menos la pelota, generaron más llegadas claras y tiraron 4 veces a puerta y otras 8 fuera. De hecho, Ter Stegen tuvo que intervenir en un par de paradas de cierto mérito, mientras que Unai Simón prácticamente estuvo de espectador durante toda la final.
Los barcelonistas estuvieron demasiado conformistas y dio la sensación de que pensaban que podían ganar al Athletic con lo justo. Durante 88 minutos así fue, pero en el fútbol suele vencer quién más lo quiere y quién mejor plan de juego tiene, y en este caso no hubo color entre ambos conjuntos. Los vascos no dejaron de correr y de luchar en los 120 minutos que duró el encuentro y acabaron teniendo su recompensa. Mientras, el Barça, salvo algunas excepciones, estuvo apático, cansado y no hizo lo suficiente para llevarse el título al Camp Nou.