Antes de los banquillos, este fue Nenad Bjelica como jugador | OneFootball

Para muchos un desconocido, para otros un lejano recuerdo del fútbol español de los años 90… La llegada de Nenad Bjelica al Union ha dejado indiferentes a muchos que, después de haber oído los rumores de Glasner o Raúl, se esperaban la llegada de alguien más reconocido al banquillo Unioner. Sin embargo Bjelica parece que encaja mucho mejor con la mentalidad del club. La afición, que ha vivido una época dorada de triunfos con un Urs Fischer que fuera del fútbol suizo no tenía apenas reconocimiento, espera que Nenad vuelve a ser su Fussballgott y se afiance en un equipo que tiene paciencia, deja trabajar y quiere una relación a largo plazo próspera y de confianza. Conocemos en este artículo cómo fue su carrera como futbolista.

España, el país que marcó su carrera

A muchos milennials futboleros españoles les sonará Bjelica de juegos como el PC Fútbol, pero para conocer más de esos años hay que retrotraerse. Nenad nació en Osijek, ciudad muy cerca de la frontera con Serbia, y la Guerra de los Balcanes a comienzos de los años 90 le pilló rondando la veintena. En un podcast sobre esta etapa de su vida confesó que, poco antes del conflicto, hizo el servicio militar todavía en una Yugoslavia unida, así que muchos de sus compañeros se convertirían en soldados que atacarían su propia ciudad. Como a la mayoría de deportistas balcánicos que han vivido esta dura etapa, la huella ha quedado marcada y les ha permitido forjar un carácter de resiliencia y fortaleza que la mayoría de ellos han podido plasmar en el césped o en los banquillos.

Su oportunidad de salir de aquel infierno le llegó con una propuesta del Albacete Balompié. En sus dos primeras temporadas apenas jugó pero Nenad, agradecido de poder vivir del fútbol y lejos de las bombas, no perdió la fe y se dedicó a aprender español y a prepararse física y mentalmente para cuando le llegara la oportunidad. Esta llegó un par de temporadas después de la mano de Benito Floro. Su culmen fue en la temporada 95/96 donde en 40 partidos marcó 13 goles y fue una de las estrellas de aquel «Queso Mecánico».

Nenad Bjelica con la camiseta del Albacete Balompié. Foto: Union Berlin Oficial

Aquellas buenas actuaciones le dieron la oportunidad de ir al Betis donde tuvo una de sus escenas más recordadas en España. Eso sí, en positivo para los béticos y en negativo para la afición del Celta de Vigo. Los verdiblancos se colaron en la final de Copa con un gol de Nenad Bjelica tras un saque de banda en el que los rivales se esperaban que devolviera el balón, pero el croata terminaría marcando y metiendo a su equipo en el partido definitivo donde caerían ante el Barcelona. En alguna entrevista le han preguntado por esta jugada y le sorprende que siga siendo tan recordada, sobre todo en el lado de los gallegos. Pero así es el fútbol…

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Nenad Bjelica también descubrió la Bundesliga como futbolista

Su último equipo en España fue Las Palmas antes de volver a Osijek. Esta vuelta a casa le sirivió para recargar pilas y volver a recuperar su mejor tono futbolístico. ¡Y vaya si lo logró! Con 15 tantos en 30 partidos se erigió como mejor jugador de la Liga croata en el año 2000. Estas grandes actuaciones llamaron la atención de clubes internacionales y Bjelica se decidió por el Kaiserslautern. En la Bundesliga peleaban por la parte baja pero en Europa lograron meterse en semifinales de la UEFA donde terminarían siendo arollados por el Alavés. Ya con menos protagonismo, Bjelica se fue a Austria donde terminaría su carrera años después como entrenador-jugador empezando así su nueva carrera desde los banquillos.

Nenad Bjelica ante Francia en la Eurocopa de 2004. Foto: Union Berlin Oficial

Uno de los mayores orgullos de Nenad Bjelica fue el poder representar a Croacia en un torneo internacional. Tras volver a su país después de la aventura española le llegó la oportunidad. Aunque no fue un fijo, llegó a disputar hasta 9 partidos, dos de ellos en la Eurocopa 2004 ante Suiza y Francia. Un gran premio a una carrera muy completa en la que dejó su impronta en muchos de los lugares en los que estuvo, pero sobre todo en su Osijek natal y en Albacete donde se le tiene un gran cariño por haber sido una de las piezas claves de aquel histórico conjunto de los años 90.