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En un momento dado

·16 de septiembre de 2021

Ancelotti al descanso

Imagen del artículo:Ancelotti al descanso

A veces, un partido de fútbol puede cambiar para sus veintidós protagonistas sólo porque uno de ellos, y no necesariamente uno de los más importantes, modifique ligeramente su comportamiento o su posición sobre el campo. Es lo que ocurrió anoche en el duelo que enfrentó al Inter de Milán y al Real Madrid en el Giuseppe Meazza, un encuentro cuyo dominio se repartieron los dos equipos de tal modo que los locales exhibieran superioridad durante la primera parte y los visitantes reacción en la segunda. Al respecto, a lo largo de los primeros cuarenta y cinco minutos el guion se mostró claramente desfavorable al conjunto de Carlo Ancelotti, que localizó sus principales zonas de sufrimiento en tres áreas concretas: la salida de balón, la presión adelantada y la defensa del área. Tres momentos del juego a los que su rival accedió a lomos de su característico dibujo con tres centrales, y que inicialmente los blancos no acertaron a equilibrar desde su habitual 1-4-3-3.

Empezando por la construcción desde atrás, esa que en los últimos años había tenido como guías a Sergio Ramos y Toni Kroos y que en ausencia de ambos requiere de otro tipo de soluciones, la propuesta posicional de Inzaghi permitió a los interistas lanzar a la doble punta sobre los centrales madridistas al tiempo que los carrileros cerraban el avance de Carvajal y Nacho. Un cuatro contra cuatro con poco respaldo desde el mediocentro que terminó reclamando muy abajo a Luka Modric. En ocasiones en zona de pivote, y otras tantas casi como eventual lateral izquierdo, el croata asumió la responsabilidad de sacar a su equipo (Imagen abajo a la izquierda). Sucedió que, perdiendo la referencia de Modric por delante de Casemiro y, por lo tanto, a su centrocampista más capaz de conectar la línea medular con la delantera, el Madrid renunciaba al escalón intermedio llamado a surtir de balones y ventajas a sus atacantes. Como suele ocurrir en estos casos, Benzema fue quien acudió a la llamada, incorporando a su juego tareas más típicas de mediapunta y vaciando un ataque que, con Lucas y Vinícius abiertos a banda, en la primera mitad exigió poco a los tres centrales del Inter. Bastoni, De Vrij y Skriniar pudieron ayudar sin carga a sus compañeros, algo que sobre todo aprovechó el eslovaco para firmar una actuación de mucha autoridad.


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Los tres fueron protagonistas, también, de la segunda dificultad madridista en el primer tiempo: la escasa eficacia de su primera presión. El equipo blanco podía emparejar a sus tres delanteros contra los tres centrales del Inter, pero con Handanovic por detrás y Brozovic por delante el triángulo defensivo local siempre tuvo una ruta de escape. Puesto que el Madrid sujetaba a Casemiro en la zona del mediocentro y lanzaba a Modric y a Valverde contra Barella y Calhanoglu, Brozovic siempre podía ejercer de hombre libre, ya fuera para dirigir la progresión del equipo o para intercambiar pociones con alguno de los zagueros cuando recibía la marca de Lucas, Vinícius o Benzema (Imagen arriba a la derecha). Así se vio, por ejemplo, a Skriniar irrumpir varias veces como inesperado lateral derecho, en un carril que ya tenía a Darmian abierto a banda (Imagen abajo a la izquierda). La amplitud con el balón no sólo la buscó el Inter a partir de los carrileros, sino que también sus dos interiores insistieron en las caídas hacia el costado. Particularmente los movimientos dentro-fuera de Barella le sirvieron a los neroazzurri para esquinar la defensa de Modric y despejar la conexión vertical con un Dzeko que jugó lúcido a la espalda o a los lados del mediocentro visitante. Recibiendo entre el centro del campo y la defensa, el pase de los centrales al delantero provocaba que el Madrid se cerrara sobre el bosnio, que acto seguido mandaba el esférico hacia la banda para que sus compañeros exteriores profundizaran por fuera.

El resultado de los dos puntos anteriores fue un Real Madrid al que le costaba tanto juntarse cerca de la portería de Handanovic como impedir que el Inter se aproximara a la de Courtois. Por suerte para los de Ancelotti, la figura del portero belga volvió a agigantarse ante la dificultad, con intervenciones decisivas que permitieron que su equipo sobreviviera cuando más expuesto estaba. Y es que el tercer aspecto que castigó con regocijo al primer tiempo madridista fue la defensa del área ante el dos contra dos que le planteaban Dzeko y Lautaro a Militao y Alaba. Desde el inicio de la jugada, el Inter lograba abrir y separar a los centrocampistas merengues, y como la amplitud y la profundidad de Darmian y Perisic estiraba de ambos laterales hacia la línea de cal, los centrales del Madrid no contaron con más refuerzo que la tranquilidad de saberse protegidos por Thibaut Courtois. Con el belga como gran protagonistas y empate a cero en el marcador se llegó al descanso, momento en el que cambió el partido.

La reanudación arrancó con los mismos protagonistas sobre el campo, pero el Real Madrid ya no era el mismo. El primer ajuste de Carlo Ancelotti aparentemente fue modesto, pero resultó de un impacto muy destacado. Nacho, desde el lateral izquierdo, ejercería de tercer central a la hora de iniciar el juego. Si durante la primera parte normalmente había permanecido en su zona de lateral, cuando no directamente la había liberado para Modric yéndose hacia arriba, en el segundo acto representaría un papel muy similar al de Militao desde el sector izquierdo. Ellos dos y Alaba darían forma a un primer escalón de tres futbolistas, gracia al cual encontrar superioridad numérica ante la presión de los dos delanteros rivales y permitir que Modric pudiera trasladar su influencia más arriba (Imágenes abajo). Construida una solución alternativa para iniciar la jugada sin llevar al croata tan abajo, Luka recuperó su posición en la medular, lo que a su vez impulsó a Benzema hacia el área interista (Imágenes abajo). También empezó a crecer el impacto de Vinícius, potenciado por las atenciones que movilizaban sus compañeros por dentro y por el hecho de que, con Nacho anclado junto a los centrales, el lateral izquierdo de su equipo no arrastraba defensores a la zona donde el brasileño busca ganar la batalla del uno contra uno.

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– A la izquierda, el mapa de pases de Modric y Benzema en el primer tiempo. A la derecha, el mapa de pases de ambos en el segundo tiempo.-

A la hora de asentar su fútbol en campo rival con más frecuencia y comodidad, el conjunto madridista no sólo contó con su juego con balón, sino también con una evidente diferencia en lo que respecta a su respuesta sin el esférico. Su presión ganó en intensidad y eficacia, pudiendo recuperar el cuero cerca de Handanovic e impidiendo que el Inter cruzara la divisoria con la misma facilidad que en la primera parte. Parte de la mejoría del Madrid en la presión llegó ajustando el papel defensivo de Casemiro, pues el brasileño pasó de esperar liberado a la espalda de los dos interiores a ser un protagonista más de los emparejamientos. Valverde, anteriormente ligado a Calhanoglu, adelantó su presión hasta la zona de Brozovic, dejando para Casemiro la vigilancia del centrocampista turco (Imágenes abajo). Así le arrebataron los blancos a Brozovic la libertad que había disfrutado durante el primer tiempo, obligaron a los delanteros a participar más lejos del área de Courtois y dieron un contexto defensivo más amable a Militao y Alaba. Aunque los dos centrales aumentaran el número de metros a su espalda, se potenció la velocidad y capacidad para anticipar y corregir que exhiben ambos. Cuanto más tiempo tuvieran que invertir Dzeko, Lautaro o Joaquín Correa para llegar al gol, más oportunidades tendrían ellos para sofocar el peligro.

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– Foto: Andrea Staccioli Insidefoto

– Mapas: As.com

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