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·27 de octubre de 2019
Análisis del Granada – Betis: un paso más hacia el infierno

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·27 de octubre de 2019
Sufrió el Betis una nueva derrota tras una más que aceptable primera parte y una mala segunda, que confirmó una sorprendente evidencia: el Granada es hoy mejor equipo que el Betis, pese a ser muy inferior individualmente.
Primera parte
Y no es que los granadinos hagan un juego muy sofisticado ni innovador en lo táctico. Se trata de un equipo muy convencional, que juega un 4-2-3-1 bien trabajado defensivamente, con buena dosis de físico y velocidad en las bandas, y que parte de su seguridad defensiva para tratar de cazar al rival en un error, como fue el caso.
El problema, naturalmente, es hoy el bajo nivel del Betis, mantenido con gran regularidad y muy pocas excepciones durante los diez partidos de liga transcurridos. Lejos de rectificar y buscar solución a los defectos del equipo Rubi ahondó en su apuesta, y –contra muchos pronósticos– mantuvo la defensa de cuatro, algo que, como ya advertimos en el mes de julio, apenas comenzada la pretemporada, no es adecuado a los centrales, carrileros (más que laterales) y centrocampistas de que dispone en su plantilla.
Menos aún, según sus declaraciones de la semana y lo visto sobre el campo, parece Rubi dispuesto a rectificar un estilo de juego que tampoco parece el más ajustado a su plantel. Cierto es que hoy, al menos, dispuso un once coherente con esa idea, que en principio prometía más seguridad defensiva, cierta capacidad de defender posicionalmente (Javi García en el centro del campo, Feddal atrás) y velocidad para correr a la contra con Tello en banda. Con ello le alcanzó cuando menos para igualar el partido en la primera parte a un Granada precavido, que medía bien cuándo presionar arriba. En defensa el Betis formaba un claro 4-4-2 con Fekir (derecha) y Loren arriba, y Javi García y Canales formando un doble pivote.
En ataque Rubi organizó movimientos de cierta sofisticación para montar un 4-4-2 en rombo, algo asimétrico, con Fekir como fantasista con mucha (demasiada) libertad de movimientos y dos hombres por delante de él: una organizada alternancia de esquemas entre defensa y ataque ya probada en Pamplona (por el lado opuesto).
Por demás se veía a un Betis mainstream, más precavido de lo habitual, un tanto agresivo en su defensa, con limitada capacidad –algo ya habitual– para sacar el balón jugado, individualista, precipitado en ataque y sin capacidad alguna para crear peligro pese a tener más balón que su rival.
Segunda parte
El Granada sube levemente su presión y a la hora encuentra la jugada que buscaba: robo alto y contra rápida. Aprovechó para ello un defecto habitual en este Betis: al retrasarse mucho García, Fekir y los interiores, y jugarse además hoy sin extremos, los laterales tienden a coger posiciones altas en la salida de balón y en cualquier robo los extremos rivales pueden contragolpear sin oposición; en el 1-0 sucedió por ambas bandas simultáneamente.
A partir de ahí, y tras estar a punto de recibir un segundo gol, Rubi busca ataque: primero Joaquín entra en la derecha por García y manda a Tello a la izquierda para montar un 4-2-3-1 convencional, mientras Álex entraba por Pedraza, y al final deja una defensa de tres (más bien de uno, Mandi) para poner en el campo un segundo delantero (3-4-1-2). Nada de eso funciona: el Granada se mete atrás pero no pasa el más mínimo apuro ante el inoperante e improvisado ataque bético.
Línea por línea
Joel, una vez más, paró lo parable. Emerson cumplió; Pedraza no acertó en ataque y mostró una inacptable indolencia en la jugada del 1-0. Mandi y Feddal están lejos de su mejor momento: lentos y fallones.
Javi García protagonizó negativamente la jugada del gol y pudo ser expulsado en la primera parte. Canales y Tello apenas dieron una en ataque y Guardado sigue en su mediocre estado de forma.
El mal estado del equipo y la falta de mecanismos bien planificados en ataque (no basta con colocar bien las piezas en la pìzarra) convierten los brillantes desbordes de Fekir en inútiles slaloms en zonas sin interés, al estilo del Messi de Argentina. Loren, sin buen suministro, apenas bajó balones.
De entre los suplentes apenas Joaquín dio señales de vida y tomó responsabilidades por su costado derecho.
A diferencia de lo sucedido en otras temporadas y con otros entrenadores, ni el juego ni la trayectoria en el club dan el menor indicio de que el equipo vaya a mejorar su paupérrimo rendimiento con Rubi al mando. Hoy está doce puestos por debajo del tan exigido objetivo (que situaremos modestamente en alcanzar la Europa League), y el calendario augura tiempos peores.
Los comentarios son bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.