Amor al fútbol | OneFootball

Hasta el equipo más insospechado puede hacerte amar este deporte

El amor es incomprensible. Un sentimiento incontrolable, capaz de despertar lo mejor y lo peor de ti. A veces se esconde donde menos te lo esperas, en un bar, en un estadio, en un parque. En el fútbol de hoy en día, el amor lo encontramos en los equipos grandes, que luchan por títulos cada temporada, con jugadores estrella que salen en televisión todo el día y viajan en avión privado. También lo encontramos en los equipos de nuestra tierra. Pero a veces, y sólo a veces, un pequeño equipo totalmente desconocido que juega a más de 1250 km de tu casa, puede enamorarte. Esta es la historia de cómo el RKC Waalwijk, equipo de una ciudad de poco más de 47.000 habitantes, con apenas historia resaltable, y que deambula entre la primera y la segunda división holandesa, llegó a mi vida para quedarse.

En el año 2012 tenía 11 años. Como todos los niños futboleros de esa época, mi afición al fútbol se debía principalmente a los videojuegos. Devoto del FIFA y Pro Evolution, aquel año reinaba en el mundo de los juegos de fútbol el PES 2013, juego que me llegó como regalo de Navidad. Al empezar en uno de los modos de juego, que consistía en crearte un jugador a tu manera para llevarlo a ser el mejor jugador del mundo, el juego te obligaba a empezar en un equipo elegido aleatoriamente entre los peores valorados del juego. Así acabé en un equipo del que no había oído hablar en mi vida. Empezar en un equipo así se me antojaba absurdamente aburrido, pero el reto de llevar a lo más alto a un equipo pequeño era muy alentador. Para informarme sobre el equipo, decidí verme partidos en la vida real, los cuales eran muy difíciles de ver, ya que la Eredivisie solo retransmitía un par de partidos al mes en España, por Canal Plus, y normalmente en partidos que estuviesen PSV, Ajax o Feyenoord. Tuve que conformarme con ver resúmenes de YouTube en holandés.

El pequeño Liverpool

Ese año el RKC Waalwik tenía en el equipo a Jozefzoon, joven extremo de los que corrían toda la banda en 15 segundos pero no sabía qué hacer con el balón. También jugaba Sneijder, hermano del que en aquella época era uno de los mejores medio centros del momento. El resto del equipo estaba plagado de jugadores impronunciables, con garra y corazón, y caracterizados por su poca técnica. Un equipo compacto, de los de antes, digno del apodo con el que le nombré cariñosamente: “El Liverpool holandés”. Incluso su eslogan parodia en una mezcla entre holandés e inglés el mítico cántico ‘red’: “You´ll never wolluk alone”. Ese año, el equipo logró quedar 14º, 9 puntos por encima del descenso. Pero poco a poco el nivel de la plantilla fue bajando, y partido tras partido se iban acercando al descenso inevitablemente, hasta que en 2014 descendieron de la Eredivisie.

Durezas de segunda

En la Eerste Divisie, segunda holandesa, el equipo no lograba levantar cabeza. Con un juego a veces atrevido, otras aburrido, vagó por la categoría de plata con más pena que gloria. En su primer año en segunda quedaron colistas, pero se salvaron del descenso a la 3º holandesa, liga amateur, porque los equipos que debían ascender no poseían el capital suficiente. Es difícil encontrar el amor en un equipo así. En 2017 rozaron el ascenso, a través del Play-off, pero no lograron ascender. Sin embargo, el milagro se obró en la 18/19. Habiendo terminado 8º en la liga regular, se clasificaron al Play-off in extremis, teniendo que jugar hasta 3 rondas previas para ascender. Uno a uno fueron ganando los partidos, con remontadas y empates in extremis. Acabaron llegando a la vuelta de la última ronda clasificatoria, ante el Go Ahead Eagles con ventaja. Un empate servía al equipo para ascender.

Tras ir ganando hasta el minuto 45′ por 0-2, dominando y teniendo el 3º en sus botas, el equipo se vino abajo y el Go Ahead Eagles remontó en 15 minutos el resultado, poniéndose uno arriba en el minuto 63. En el minuto 80 el RKC volvía a empatar el partido, pero en el minuto 89 volvieron a adelantarse los locales poniendo el 4-3. Cuando todo estaba perdido, y en tan solo 2 minutos, el RKC Waalwik realizó una de las remontadas más memorables que se recuerdan, poniendo el 4-4 y posterior 4-5 en los minutos 95 y 98 de añadido respectivamente. Locura máxima. Mis vecinos aún tendrán dolor de cabeza de los gritos y saltos que pegué. Amor no apto para cardíacos.

Fútbol

Ya en la Eredivisie, no ha sido ninguna sorpresa ver al equipo apenas puntuar. Hasta la llegada de la pandemia el equipo era colista, con 15 puntos y a 11 de la salvación. Estuvo sin puntuar casi hasta octubre. La suspensión de la liga por la pandemia ha salvado al equipo de un descenso asegurado, que salvo sorpresa llegará antes o después. Pero el amor por este equipo, y por ninguno, apenas tiene que ver con la división donde juegue. Como en la vida misma, uno se enamora sin pedirlo ni esperarlo, de la manera menos esperada. Si es verdadero, no esperaras nada a cambio, salvo que no te mate del sufrimiento. Muchos se ríen cuando les cuento que soy aficionado de un equipo que no puedo ni pronunciar, pero se ríen por pura ignorancia a un sentimiento: el amor al fútbol. El amor, del fútbol.