Amanda Staveley, la dama de hierro de Newcastle | OneFootball

Afable y risueña, Amanda Staveley dirige con mano de hierro y rodeada de multimillonarios árabes a un Newcastle dispuesto a revolucionar el fútbol tras la llegada del dinero del Golfo

Detrás de su inocente sonrisa, Amanda Staveley observa desde el palco de St James’s Park como su proyecto deportivo sigue creciendo y dando pasos de gigante. Hace ya más de dos años de la inyección económica del fondo de inversión y ahorro del estado de Arabia Saudí sobre el Newcastle. Una revolución que permitió a los magpies salir del descenso y plantarse en Europa convertido en uno de los equipos más poderosos del mundo. Sin embargo, todavía lejos de dominar el fútbol inglés, los mayores frutos los ha recogido una sección femenina que recién cierra la temporada con su segundo ascenso consecutivo. Pero la llegada de las urracas a Championship no sería posible sin la audacia de una mujer que, rodeada de empresarios árabes, se ha erigido poderosa e implacable.

Figura clave en la adquisición del Manchester City por parte del emirato de Abu Dhabi, y desde octubre de 2021, directiva en el Newcastle con un 10% de las acciones del club. La presencia de Amanda Staveley permitió que, a pesar de la oposición de Amnistía Internacional y las suspicacias de la Premier League, Arabia Saudí se hiciese con el 80% de la entidad tras una operación valorada en más de 350 millones de euros. Fue un soplo de aire fresco para una afición harta de la gestión de la anterior junta, pero a la vez, abría una herida prácticamente irreparable para el mundo del fútbol, la del dinero. Conocida como la chica de los petrodólares, Staveley ha abierto las puertas a Europa a los jeques del Golfo para su inversión. Pero, ¿quién es esta mujer con tanto poder capaz de dominar un club de fútbol?

Nacida en el condado de Yorkshire e hija de una familia adinerada, de su padre adquirió el interés por los negocios. Robert Staveley, fue un terrateniente que hizo fortuna al vender una propiedad de más de 175 hectáreas en la que había construido un enorme parque temático llamado Lightwater Valley. Pero Amanda, que creció en un entorno de clase alta, se decantó en un principio por las lenguas modernas en la Universidad de Cambridge. Estudios que combinaba con esporádicos trabajos como modelo, aunque, tras el fallecimiento de su abuelo, decidió dar un paso al lado para adentrarse en el mundo empresarial. Era joven e inexperta, pero su ambición y sus habilidades sociales le permitieron acceder con facilidad a los secretos de las finanzas.

Con 22 años convenció a un amigo banquero para que le concediera un crédito de 180.000 libras esterlinas y comprar así el restaurante Stocks que, situado cerca del hipódromo de Newmarket, suponía un punto de encuentro entre la élite ecuestre. Staveley entró de lleno entre las altas esferas, conociendo miembros de la comunidad de carreras, y en particular aquellos asociados con los establos Godolphin Racing, propiedad de la familia Al Maktoum de Dubai. La década de 1990 fue fructífera, y Amanda comenzó a negociar con acciones, convirtiéndose en inversora, especialmente en empresas de biotecnología, así como de asesoría. Durante esos años, Amanda abrió el proyecto Q.tron, un centro de conferencias e instalaciones valorado en 10 millones de libras. Y aunque el negocio no salió redondo, allí conoció al segundo hijo de la reina Isabel II, el Duque de York.

Inició así un noviazgo con el príncipe Andrés, quien la introdujo en los círculos de la alta sociedad británica. Amanda se convirtió desde entonces en una asidua en el palacio de Buckingham hasta su ruptura en 2003 tras rechazar la propuesta de matrimonio de uno de los herederos de la corona. “Si me hubiera casado con él, mi independencia hubiera desaparecido”, llegó a decir para el Daily Mail. Tras ello, se mudó a Dubai para fundar la consultoría PCP Capital Partners, donde Amanda continuó cultivando su agenda, a la vez que actuaba como asesora en acuerdos para la inversión del capital de Oriente Medio a empresas extranjeras. Contactos que llevaron a Staveley a un nuevo nivel. Y es que, en 2008, formó parte de la adquisición del Manchester City por parte del jeque Mansour bin Zayed Al Nahyan, del emirato de Abu Dabi.

En ese momento, el Manchester City se encontraba en manos del ex Primer Ministro de Tailandia, Thaksin Shinawatra, quien prendía vender el club debido a problemas legales en su país de origen. Un equipo que campaba en tierra de nadie, y a la sombra de sus vecinos, que recién habían ganado tres ligas consecutivas, se convirtió entonces en uno de los clubes más ricos del planeta. Aquella operación cambiaria el futbol, y marcó el comienzo de una nueva era para la entidad. Pero no sería la acción más lucrativa de Amanda, y es que poco después, en plena crisis financiera, llevó al propio Mansour a invertir 4.100 millones de euros en Barclays, curiosamente, principal patrocinador de la liga inglesa.

Una operación que trajo cola. El banco Barclays buscaba recapitalizarse recaudando dinero de forma privada para no tener que aceptar el rescate del gobierno británico, por lo que negoció con fondos soberanos de Oriente Medio. De nuevo, Amanda participaría como intermediaria llevando el capital de los Emiratos Árabes Unidos, mientras que Roger Jenkins, uno de los máximos responsables de Barclays, se encargaría de atraer la inversión de Qatar de la mano de la familia Al Thani. En 2010, The Daily Telegraph informó que la venta a Mansour de su participación en Barclays había reportado una ganancia de alrededor de £2,25 mil millones al patrimonio de Staveley.

Los tabloides rápidamente apodaron a Amanda como la “reina del fútbol”, un nombre más apropiado que nunca sabedores de su pasado con la familia real. Porque, de hecho, esos no serían sus únicos movimientos en el mundo del balompié antes de la compra del Newcastle por parte del PIF. Al mismo tiempo que Staveley había negociado con Mansour, también participó en amplias negociaciones con Dubai International Capital, del jeque Mohammed bin Rashid Al Maktoum, sí, el mismo que el de las carrera de caballos, para comprar una participación del 49 por ciento del Liverpool. Una operación que le habría dado a Staveley un lugar en la junta directiva del club, pero que finalmente fracasó.

Ocho años después, en 2015, la empresaria británica volvería a llamar a la puerta de un Liverpool al que, según varias filtraciones, su dueño, John W. Henry, estaba dispuesto a escuchar ofertas para traspasar la propiedad del club. Esta vez acudía a Anfield bajo el amparo de China Everbright, una empresa de servicios financieros asiática, y PCP Capital Parterns, en manos de la propia Staveley. Sin embargo, las posibles negociaciones volvieron a fracasar. El enfado de su presidente por la filtración y la falta de información sobre la inversión llevaron a que, nuevamente, la negociación quedara en nada. Y eso que, durante la operación, la empresa china llegó a invitar a Henry a Beijing.

Pero tuvo que ser en 2017, y curiosamente en un partido del Liverpool, cuando se fraguó la llegada de Amanda Staveley a Newcastle. Ambos equipos se enfrentaron en St. James’s Park en un encuentro que terminó en empate a uno, pero en el que la presencia de Amanda acaparó todas las miradas. Los aficionados locales, hartos de la gestión de Mike Ashley durante más de diez años, vieron en el busto de Staveley su salvación. Conocedores de su interés por hacerse con un club de la Premier League, y aunque encaprichada por comprar al Liverpool, la empresaria tan solo se encontraba disfrutando como una más en el palco. Hubo especulaciones de todo tipo, pero lo cierto es que Staveley quedó impregnada del ambiente de Tyneside, y no dudo en que el Newcastle debía ser su objetivo. “Me enamoré locamente. Newcastle es único, es como una joya fantástica que necesita pulirse en todos los niveles”, reconocería años después.

Junto a su marido, el empresario iraní Mehrdad Ghodoussi, tuvo claro que debía alcanzar un acuerdo con el tiránico Ashley. Bajo el amparo del PIF, llegaría una operación histórica y sin precedentes. Con un diez por cierto de la propiedad, Amanda se convirtió en la nueva directora y máxima responsable ejecutivo del club. Incluso siendo presidente Yasir Al-Rumayyan, el hombre al cargo del PIF, las decisiones en el día a día son cuestión de Staveley. Toda una dama de hierro para la entidad del nordeste. Y aunque precisamente en una posición opuesta a la de Margaret Thatcher, que tanto daño hizo con sus políticas en esta misma región, el impacto de Amanda Staveley en el mundo del fútbol británico recuerda a aquellos más de veinte años en los que Inglaterra fue gobernada con determinación y dureza, además de por primera y única vez, por una mujer.

Imágenes de Getty Images.