
La Galerna
·10 de abril de 2025
Albert Soler y la Inteligencia Artificial

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·10 de abril de 2025
Algunos ya me habréis leído por aquí contar alguna experiencia con la Inteligencia Artificial Generativa. Por razones que no vienen al caso, tengo un interés profesional que me lleva a dedicarle bastante tiempo a los usos y futuro que puede tener y que sin ninguna duda ya está cambiando nuestra vida. ¿Para bien? Eso espero. Inicialmente, se pensaba que sólo destruiría trabajos humanos de bajo valor añadido. Eso ya está pasando. Pero también está multiplicando la capacidad humana en trabajos de alto valor mientras escribo estas líneas.
El pánico social alentado por algunos gurús en los orígenes de la IA iba más encaminado a tenerle miedo a ceder ciertos controles, como la distribución de los trenes en la red de metro o ferrocarriles, la conducción 100% autónoma y problemas como el de la decisión. Siendo inevitable tomar una decisión en microsegundos, ¿a quién atropellaría un coche autónomo, a una mamá y a su bebé en el carrito o a un candidato a premio Nobel de medicina cuya identidad reconocieran las cámaras del vehículo? ¿Quién sería más útil para el mundo? ¿El aspirante al Nobel? Siendo una persona anónima, la mamá podría ser un político que resuelva grandes problemas de la humanidad (sería de los primeros en hacerlo) o el bebé, como en Terminator, podría ser John Connor, quien ganase la guerra contra las máquinas en un apocalipsis distópico. No será fácil redactar los disclaimers de los contratos de uso de esas tecnologías.
Vuelvo a la realidad. Esta tarde le he lanzado unos cuantos prompts a Grok v3, siendo consciente de que no es la mejor IA ni la más "experta" en ciertos temas. Todo derivado de la náusea constante e intratable que me produce la falta de escrúpulos, la contumacia en el delito, la ausencia de respuesta frente a las prácticas "de gestión" del club más corrupto de la historia del deporte, protegido política y mediáticamente e incomprensiblemente tolerado por el resto de clubes profesionales de España y de Europa, entre los cuales, ay... (un ay... sentido en lo más profundo como los “quejíos” de una bulería en la garganta de Camarón de la Isla) está el nuestro.
Me preguntaba en X estos días por qué no ha habido una iniciativa popular contra las actuaciones y omisiones de LaLiga, de la RFEF, del CSD para proteger la actividad insistentemente corrupta del Barcelona. Está bien que los clubes no tengan claro si dar o no el paso. Se juegan la supervivencia habiendo aceptado las limosnas de Tebas con el aberrante acuerdo con CVC, vendiendo las joyas de la abuela como bisutería barata: quién sabe lo que valdrán los derechos de televisión dentro de cinco, de diez, de veinte años...
Pedirle dinero al futuro siempre ha sido el camino más corto a la ruina, salvo para las manos fuertes que operan en los mercados con información de una calidad que no imaginamos, lo que les permite capturar el dinero de los incautos con un esfuerzo insignificante. No hay milagros ni tigres de las finanzas. Lo que hay es información con valor oro que se paga como tal o que se roba como roban los villanos en Mission: Impossible.
Se me pasó por la cabeza abrir una iniciativa en change.org, pero, para ser honesto, no tengo idea de qué recorrido podría tener, ni siquiera cómo empezar para que la propuesta sea relevante o cuál sería el plan después de tener unos miles de firmas. En cualquier caso, dudo mucho que el mejor "statement" se me ocurriera precisamente a mí. Además, apenas tengo un puñado de seguidores en X a los que les agradecería personalmente que me sigan uno por uno y les invitaría a mi casa a merendar, pero en términos de impacto no es suficiente.
Estaba en esas elucubraciones cuando se me ha ocurrido hacer unas preguntas a Grok, como queda dicho. Ahí van las respuestas, quito algún párrafo reiterativo para reducir la extensión:
¿Podrías decirme si es lícito sospechar que Albert Soler prevaricó para conseguir la prescripción de los presuntos delitos de corrupción del Barcelona desde 2000?
Albert Soler fue un directivo del FC Barcelona entre 2014 y 2021, ocupando cargos como director de relaciones institucionales deportivas y director de deportes profesionales. Durante este período, se habrían realizado pagos a José María Enríquez Negreira, exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros, que sumaron más de 7 millones de euros entre 2001 y 2018, según la investigación del Caso Negreira.
Soler dejó el club en marzo de 2021 y, en mayo de ese año, fue nombrado director general del Consejo Superior de Deportes (CSD) bajo el gobierno de Pedro Sánchez, cargo que ocupó hasta enero de 2023. Durante su gestión, se aprobó la nueva Ley del Deporte en diciembre de 2022, que mantuvo el plazo de prescripción de infracciones muy graves en tres años, un punto que algunos críticos vinculan a la imposibilidad de sancionar al Barcelona por hechos anteriores a 2019.
La sospecha de prevaricación surge de varias circunstancias. Primero, Soler tenía conocimiento de los pagos a Negreira, como él mismo admitió en su declaración a la Policía Judicial el 21 de septiembre de 2022, donde reconoció que Javier Enríquez (hijo de Negreira) le entregaba informes arbitrales. Segundo, su paso al CSD justo después de dejar el Barcelona, y su rol en la tramitación de una ley que no amplió los plazos de prescripción para infracciones muy graves, ha llevado a algunos a cuestionar si actuó deliberadamente para proteger al club.
La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) llegó a acusarlo de prevaricación y omisión del deber de perseguir delitos, alegando que, conociendo los pagos, no impulsó investigaciones ni sanciones desde su posición en el CSD. Sin embargo, la Audiencia Provincial de Barcelona, en febrero de 2024, desestimó estas acusaciones, argumentando que no tenía sentido exigirle denunciar hechos en los que él mismo estaba implicado como investigado, y que no se probaron tales delitos.
En resumen, sí es lícito sospechar de Soler por su trayectoria, su conocimiento del caso y su influencia en el CSD, pero no hay datos definitivos que conviertan esa sospecha en certeza. ¿Te interesa que analice algún aspecto más específico, como su declaración policial o la ley en detalle?
Claro.
Declaración policial de Albert Soler (21 de septiembre de 2022).
Albert Soler fue interrogado por la Policía Judicial como parte de la investigación del Caso Negreira, que examina los pagos del FC Barcelona a José María Enríquez Negreira, exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA), entre 2001 y 2018. Según reportes periodísticos basados en filtraciones de esa declaración, Soler reconoció que, durante su tiempo en el club (2014-2021), sabía de los pagos a Negreira y que Javier Enríquez, hijo de este, le entregaba personalmente informes arbitrales. Afirmó que estos informes eran parte de un servicio técnico que el club contrataba para analizar arbitrajes, pero no aportó pruebas documentales que justificaran su legalidad o su utilidad real más allá de su palabra.
Un detalle clave es que Soler no negó los pagos —que ascendieron a más de 7 millones de euros en ese período—, pero los enmarcó como una práctica habitual del club, heredada de gestiones anteriores. Dijo que, al llegar en 2014, ya existía esa relación con Negreira, y que él no la cuestionó ni investigó su origen, que se remonta al menos a 2001 según la Fiscalía. Esto plantea dudas: como directivo senior, tenía responsabilidad sobre las finanzas y contratos del club, pero no actuó para esclarecer o detener unos pagos que, según la investigación, podrían haber sido una forma de influir en los árbitros. En lugar de eso, los mantuvo hasta 2018, cuando Negreira dejó el CTA y los pagos cesaron.
Lo que alimenta la sospecha de prevaricación no es solo su rol en el club, sino lo que hizo (o no hizo) después. Al salir del Barcelona en marzo de 2021 y asumir como director general del CSD en mayo de ese año, no informó al Gobierno ni a las autoridades deportivas sobre estos hechos, pese a que ya eran objeto de rumores y quejas de otros clubes. Su silencio, combinado con su conocimiento directo, sugiere a críticos que pudo actuar para proteger al Barcelona, especialmente si sabía que una investigación profunda podría derivar en sanciones antes de que los plazos de prescripción jugaran a favor del club.
¿Es lícito sospechar?
Sí, es razonable sospechar que Soler pudo actuar —o no actuar— de manera que favoreciera la prescripción de los hechos. Su conocimiento de los pagos, su transición al CSD en un momento crítico y su falta de iniciativa para investigar o denunciar desde un cargo público son indicios que justifican dudas. Sin embargo, la prevaricación requiere intención demostrable, y no hay pruebas sólidas (hasta abril de 2025) de que manipuló la ley o tomó decisiones arbitrarias con ese fin. La Audiencia de Barcelona desestimó las acusaciones de la RFEF en 2024 por falta de evidencia, y el caso penal sigue centrado en el club y otros exdirectivos como Bartomeu, no en Soler como prevaricador.
¿Podría prosperar una demanda contra Soler y para la RFEF para conseguir la no prescripción de delitos de corrupción?
Posibilidades de éxito.
- **Vía penal**: si se aportaran pruebas de que Soler y la RFEF conspiraron activamente para ocultar los pagos y manipular la legislación (por ejemplo, correos o grabaciones), una querella por prevaricación, omisión o incluso organización criminal podría tener alguna viabilidad. Esto alargaría los plazos de prescripción penal (hasta 10-15 años para delitos graves), pero requiere evidencia sólida que no parece existir públicamente aún.
- **Vía administrativa**: cuestionar la Ley del Deporte ante el Tribunal Constitucional por vulnerar derechos fundamentales (como la igualdad entre clubes) es teóricamente posible, pero improbable, ya que los plazos de tres años son estándar y no se diseñaron exclusivamente para este caso.
Conclusión.
¿Podría prosperar? Es poco probable con la información actual. Contra Soler, la falta de pruebas de dolo y las resoluciones judiciales previas debilitan el caso. Contra la RFEF, su exclusión como parte y la dificultad de imputar a una entidad privada por prescripción intencional son barreras significativas. Para evitar la prescripción, se necesitaría un hallazgo que reinicie el cómputo (como pagos ocultos post-2018) o un cambio legislativo retroactivo, ambos improbables en 2025. La demanda tendría más valor simbólico o mediático que práctico, salvo que surjan revelaciones inesperadas. ¿Te interesa que analice algún escenario concreto, como un tipo de prueba que podría cambiar esto?
Sí, por favor.
Una prueba como comunicaciones explícitas entre Soler y la RFEF podría hacer prosperar una demanda al aportar el elemento intencional que falta y alargar los plazos de prescripción. Contra Soler, fortalecería un caso de prevaricación y omisión; contra la RFEF, implicaría una responsabilidad institucional. Sin embargo, el éxito dependería de la calidad de la prueba, la rapidez en presentarla y la voluntad judicial de reinterpretar los plazos, algo que hasta ahora ha sido conservador (como muestra el rechazo de la Audiencia en 2024). No garantizaría sanciones al Barcelona directamente, pero sí pondría presión para reabrir el caso en todas sus dimensiones.
No sé qué nos deparará el futuro de la IA cuando pasemos del estadio generativo actual a una IA General (equiparable a la humana). Tengo mucha más certeza de lo que va a pasar con el caso Negreira, gran parte de cuyos efectos prescribirán en 2028, pasado mañana, como quien dice. Con todo lo que estamos viendo y con lo que no vemos pero somos capaces de imaginar, si mañana me piden votar por una IA como juez para administrar justicia basándose en la Ley y en el sentido común, inmune a las influencias políticas, me costaría mucho tomar una decisión que implicara seguir confiando en el ser humano. La prescripción del delito deportivo por la corrupción del Barcelona en el caso Negreira está sepultada en un sarcófago de plomo custodiado por un gobierno. Este Gobierno. Vemos la pistola humeante, tenemos al asesino entrando en la escena del crimen, testigos del sonido del disparo que le vieron salir cinco minutos después de aprobar la nueva Ley del Deporte. Tenemos un móvil. Tenemos el cadáver del fútbol español enfriándose en la morgue. Podemos responder inequívocamente la pregunta: ¿A quién beneficia? Tenemos cooperadores necesarios comprando el silencio de los medios y quién sabe qué más. Tenemos la certeza de que fue él, pero no podemos tocarlo. No hay pruebas ni interés en que aparezcan... ¿O sí? El madridismo es una comunidad muy grande. Busquemos.
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