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·25 de octubre de 2021

Alaba, man of the match

Imagen del artículo:Alaba, man of the match

A la bim, Alaba, a la bim bom bam, Alaba, Alaba y nadie más. El cántico inunda ya las gradas de todos los estadios de España. O tal vez no y todo sea fruto del madridismo surrealista del presente articulista, pero lo que sí es incontestable es el rango, la jerarquía, la clase y la categoría de David Alaba, el man of the match del Barça, 1 – Real Madrid, 2 de ayer.

Viena ha visto alumbrar grandes personalidades a lo largo de la historia: Sigmund Freud, Gustav Klimt, Johann Strauss (I y II) o el propio Alaba. No es necesario recurrir al psicoanálisis, ni besarse hasta la tortícolis entre colores y dorados, ni componer sinfonías con pantalones vaqueros de etiqueta roja para apreciar el gran partido jugado ayer contra el Fútbol Club Barcelona por Alaba.


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El austriaco sustentó la defensa junto a un no menos meritorio Militao, que aun rebosante de cualidades, todavía no tiene el poso y la experiencia de Alaba, por lo que David ha de embridar las acometidas briosas del brasileño, no siempre juiciosas.

Alaba, además de ser el aglutinante que cimenta la defensa del Real Madrid junto a Courtois, no se arredra cuando ve que el equipo necesita subir sus líneas y no duda en comandar el necesario adelantamiento cuando es menester. Tampoco, como en el gol al Barça, renuncia a sumarse al ataque con potencia y efectividad.

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Corría el minuto 32 del clásico, Alaba robó el esférico a Memphis en defensa como un toro desbocado, se la pasó a Vinícius —otro futbolista, a Dios gracias, que no conoce la vergüenza—, quien se deshizo de Mingueza sin finura, pero con efectividad para acto seguido centrar (en ambos sentidos de la palabra) a su compatriota Rodrygo, que controló y trianguló con Alaba, el cual , tras haber sido él mismo quien había robado el balón, ya se encontraba en la línea de tres cuartos del ataque madridista. Benzema, como ser humano dotado de una inteligencia futbolística superior, corrió al lado contrario para llevarse —en la medida de lo posible— a los dos defensar culés que reculaban raudos y liberar de esta manera espacio para David. Alaba esperó el cuero (plástico en realidad) con cuidado de no caer en fuera de juego, lo recibió, se lo acomodó a cañón izquierdo y descerrajó un disparo cruzado que impactó con el lateral interno de la portería defendida por Ter Stegen. Golazo.

El austriaco miró al cielo y estalló de júbilo con la misma fuerza que había imprimido a su chut décimas de segundo antes de recibir un alud de compañeros que le sepultaron de felicitaciones.

Todos sabíamos que Alaba era un excelente pelotero, pero no sospechábamos la magnífica mixtura que iba a crearse al fundirse con la camiseta del Real Madrid.

Alaba publicó en su Twitter: «El Clásico, te amo! (corazón blanco) / ¡HALA MADRID!». David, es recíproco, el madridismo también te ama.

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A la bim, Alaba, a la bim bom bam, Alaba, Alaba y nadie más.

Fotografías Imago.

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