Fondo Segunda
·7 de julio de 2025
Al Málaga le puede costar muy caro el Mundial

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·7 de julio de 2025
La Asociación de Peñas del Málaga CF han mostrado su enfado al ver que el Estadio de atletismo donde se alojará el conjunto blanquiazul hasta que terminen las obras ostenta un aforo que no cumple las expectativas.
La historia del Málaga CF está llena de momentos de gloria, de épica y también de dolor. Ahora, el club de la Costa del Sol vuelve a mirar de frente a una situación que amenaza con herir su estructura más sensible: la economía. El motivo es un traslado que, aunque tiene origen en un evento de talla mundial, como es el Mundial 2030, deja al conjunto blanquiazul en una posición extremadamente delicada.
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Las obras en La Rosaleda para adaptarse a los estándares FIFA obligarán al Málaga a disputar sus partidos como local en el Estadio Ciudad de Málaga. Hasta ahí, el sacrificio podría entenderse como necesario. El problema es que dicho recinto tiene un aforo de apenas 12.500 espectadores. Un dato que acaba de dar a conocer el Ayuntamiento. Lo que supone menos de la mitad de lo que ofrece el templo malaguista. Y con ello, los daños colaterales se multiplican.
El primer gran golpe lo recibirán los propios aficionados. Más de la mitad de los abonados actuales se quedarían sin acceso a los partidos de su equipo. Pero ese solo es el primer eslabón. El club estima que la reducción de aforo puede suponer hasta 7 millones de euros en pérdidas directas. Una cifra demoledora para una entidad judicializada y con sus vías de ingresos ya muy condicionadas.
A esto se suma la merma en ingresos por publicidad estática —menos vallas, menos exposición—. Y el temor creciente a que esta situación afecte también a los derechos audiovisuales a partir de la segunda temporada. Un escenario sombrío en lo económico. Con serias consecuencias institucionales y deportivas si no se encuentra una solución.
Consciente del alcance del problema, el Málaga ha hecho pública su preocupación a través de un comunicado oficial. En él, exige soluciones que minimicen el impacto de esta mudanza forzada. El club apela al sentido común de las instituciones, conscientes de que este traslado puede comprometer seriamente el futuro del proyecto malaguista. Y es que de hablar inicialmente de un aforo de 26.000 con supletorias, se bajó a 20.000. Y ahora, a 12.500.
La afición, una vez más, se convierte en el motor de resistencia. Aunque esta vez su aliento no podrá llenar el estadio. Lo hará desde fuera, con su empuje de siempre, con su fidelidad intacta. Pero el Málaga necesita algo más que ánimo. Necesita respuestas.
Porque el fútbol, aunque se juegue en el césped, también se sufre en los despachos.