
La Galerna
·23 de marzo de 2025
1-3: Y el Real Madrid femenino vio la luz

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·23 de marzo de 2025
El Real Madrid femenino venció por primera vez en su historia (1-3) al FC Barcelona en el choque de tú a tú de Liga F disputado en el estadio de Montjuic. Alba Redondo y Caroline Weir por partida doble firmaron los goles de un resultado quizás trascendental para el futuro de la sección más joven del club blanco.
Fútbol. Don fútbol. Furbo. El deporte más inexplicable jamás inventado. El nombre es lo de menos, puesto que la clave está en la locura y el misterio irresoluble que genera en la mente humana. Como cualquier juego, puede descomponerse en cientos de parámetros y estadísticas en busca de explicaciones casi matemáticas, pero ¿acaso llegar a lo subatómico da respuesta a nuestras inquietudes? Nuestra especie siente atracción por lo trascendental, por las profundidades donde habita lo incomprensible. ¿Importa el enésimo partido de Liga F del Real Madrid femenino ante el FC Barcelona? No. ¿Cambia algo una nueva goleada del equipo más potente del mundo? No. ¿Influye de cara al título una improbable primera victoria de las blancas? Con casi toda seguridad, tampoco.
Y sin embargo, con el Real Madrid pensando en Londres y dando descanso a jugadoras clave para afrontar el partido de vuelta de semifinales de Champions ante el Arsenal, el equipo de Alberto Toril se sacó de la manga el as ganador de las de blanco ante el gran monstruo final del fútbol femenino. Por descontado, se puede y se debe señalar lo visto sobre el césped: las fantásticas paradas de Misa Rodríguez, el trabajazo en los costados de Athenea del Castillo y Yasmim Ribeiro o la capacidad de resistencia de Sandie Toletti y Filippa Angeldahl para sostener un centro del campo sin recambios. Ante un rival de tal calibre, claro, también se necesita el desacierto de futbolistas en las filas de enfrente y, en algún momento, la suerte que hasta este marzo de 2025 había sido esquiva al Real.
La combinación de ingredientes permitió que, en el estadio de Montjuic, la esperada humillación circense entre risas fuese tornada en una historia primero desconcertante, y luego inquietante, hasta desembocar en un estadillo de rabia a gran escala. Desde la cabina de GolTV, donde un buen narrador vio cómo las dos comentaristas que lo flanqueaban iban enseñando la patita blaugrana con el paso de los minutos, hasta las gradas, donde la afición del club pagador de Negreira entonaba por fin el «así gana el Madrid». El cómo da igual, pero lo resumimos.
El Real aceptó de inicio el toma y daca, liberado mentalmente de sus fantasmas tras la victoria de mérito frente al Arsenal, y descubrió un mundo nuevo en el que el Barça mostraba debilidad. Al filo del descanso llegó el primer golpe al mentón servido por una Caroline Møller que trabaja sin rechistar y lo intenta hasta el límite de sus capacidades. Mientras su centro volaba, en el área Alba Redondo le ganó la espalda a Irene Parades y consiguió cabecear de espaldas, superando por alto a una Cata Coll algo fuera de lugar.
Al Barcelona no le quedó más remedio que apretar todavía más el acelerador introduciendo cambios de urgencia, pero el Madrid pudo doblar su ventaja en varias ocasiones. Aunque Caroline Graham Hansen empató de cabeza para las catalanas en el único medio despiste de la zaga, y estuvieron cerca de cantar el 2-1 en un gol anulado por fuera de juego posicional, el guion no cambió por mérito del Real Madrid, que siguió rompiendo la presión rival y generando peligro.
Hasta ahí lo racional, lo mundano y lo comprensible. Quedaban diez minutos de juego y en el palco Joan Laporta aguardaba al clásico final de siempre en el que las suyas se salen con la victoria. Lo esperaba él como debía esperarlo cualquier persona conocedora de los antecedentes y que acepte la sucesión lógica de los acontecimientos en el planeta Tierra. El problema está en que este Real Madrid femenino no es el de hace una semana: lo normal y anodino, por más meritorio en el esfuerzo que fuese, empieza a dar señales de querer mutar en el ente que tiende a aparecer en el Santiago Bernabéu en las noches marcadas en rojo.
El Real Madrid femenino vio la luz, sintió la llamada histórica del club, y creyó. Derrotar al FC Barcelona no es el fin, sino la puerta de acceso a una nueva realidad que ahora conviene comenzar a recorrer sin miedo
Así que el Barça seguía atacando ante su público, pero las piezas no encajaban. Alexia Putellas contemplaba ya desde el banquillo la escena con cara desencajada y, para colmo, comenzó a granizar hasta convertir los minutos finales en un verdadero partido de fútbol. No tanto por el clima, que también, sino porque llegó la tensión, el drama, el miedo al abismo y todo lo que implica gestionar emociones al límite: el escenario donde todos fallan, incluido el Madrid femenino, y el Real prevalece. Y en esa circunstancia excepcional, llegado el 87 de juego, Linda Caicedo ganó en velocidad a Ingrid Engen, pisó área frenándose de tacón en quiebro torero y, al alzar la vista, asistió a una Caroline Weir, que de primeras mandó el balón a la red e hizo caer el telón.
Ni importaban los granizos, ni importaba el botín de tres puntos en Liga F, ni importaban los cinco años previos de agónica travesía por el desierto. Por primera vez, el Real Madrid femenino vio la luz, sintió la llamada histórica del club, y creyó. Derrotar al FC Barcelona no es el fin, sino la puerta de acceso a una nueva realidad que ahora conviene comenzar a recorrer sin miedo. La tormenta bíblica seguía cayendo sobre Barcelona y todavía dio tiempo a que el Real pusiese el definitivo 1-3. Combinaron Weir, Olga Carmona y Caicedo, Athenea ganó un duelo por alto y cabeceó en el 96 (¿cómo no creer en lo divino?) forzando a Engen a sacarla in extremis y, en el rechace, Weir empujó el balón sobre la línea sin que Mapi León la sacase a tiempo. Las culés gritaron «injusticia», pero los sucesos sobre el césped eran ya irrelevantes.
El Real Madrid femenino había cruzado el umbral hacia lo trascendente y lo que quedó abajo, bien lejos y empequeñecido, fue el eco reverberante de lo que cantaba una hasta ahora afición invencible: «Así, así, así gana el Madrid». The war is over.
Fotografías: realmadrid.com
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