
En un momento dado
·9 December 2024
Tres en raya

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·9 December 2024
Lamine Yamal protagonizó ante el Betis minutos propios de un futbolista colosal. De uno que posee más calidad que el resto de protagonistas que comparten el campo con él; que sabe reconocer lo que esa calidad provoca en su equipo, en los rivales y, por extensión, en los partidos; y que, además, en tierras béticas asumió con total naturalidad la responsabilidad que semejante poder confiere. Lamine Yamal quema etapas a una velocidad de vértigo.
El joven líder del Barça representó desde muy pronto una ventaja competitiva en la visita de su equipo al Benito Villamarín. Su duelo ante Perraud tenía claro color azulgrana y así lo hacía notar cuando recibía el balón en situaciones más o menos favorables. Ocurrió que, durante muchos minutos, estas se dieron con cuentagotas. En primer lugar porque el buen hacer de los de Pellegrini sin balón, tapando líneas de pase por dentro, forzó a que los azulgranas poco a poco tuvieran que llevar su juego hacia las bandas, saliendo a través de los laterales y renunciando al efecto positivo que suele producir en su juego una salida más central que le permita fijar al rival por dentro antes de abrir a unas bandas con espacios y liberadas de obstáculos. En segundo lugar, el Barça de Flick es un equipo que, cuando junta a Pedri, Olmo y Yamal en el once, crece con balón en la medida que estos tres futbolistas dibujan una diagonal. Como si los culers, distribuyendo a sus tres futbolistas más creativos en campo rival, jugaran al tres en raya. Cuando así lo hace, el cuadro azulgrana logra suministrar pausa en cada carril y en cada altura de su ataque. Pedri abajo y a la izquierda, Olmo en tres cuartos y Lamine en la derecha y arriba forman tres puntos de control distribuidos estratégicamente para influir en toda la parcela ofensiva.
El sábado, sin embargo, el tres en raya culer estuvo roto. Dani Olmo, con el equipo situado en campo contrario, se ubicó más centrado de lo habitual y sobre todo más arriba, lo que dificultó al equipo completar la diagonal y conectar a los tres futbolistas. Si Pedri no abandonaba su zona, entre el canario y Lamine había un vacío, del mismo modo que lo había cuando el extremo controlaba el balón y buscaba socios cercanos para alargar la jugada. Como además Jules Koundé en muchos momentos iniciaba la jugada como tercer central, lejos de la banda y de la combinación con Yamal, al Barça no sólo le faltaron socios para surtir a su estrella, sino que cuando lo conseguía esta no tenía los apoyos cercanos que acostumbra. La consecuencia de todo esto fue que, incluso en los tramos del primer tiempo en que más y mejor pudo salir desde atrás, los visitantes tendieron a precipitar el juego cerca de la portería rival, negándose la posibilidad de atacar y defender juntos y provocando desajustes como la descoordinación de los laterales a la hora de incorporarse.
El desacompasado modo de presentarse en campo rival del Barça se vio subrayado por la capacidad que tuvo el Betis de amenazar cuando recuperaba el esférico, gracias sobre todo a los ataques de Abde a la espalda de Koundé y a los espacios que encontró Lo Celso para aparecer en la mediapunta. En realidad fueron dos fuegos conectados, pues el peligro del extremo obligaba a que Casadó tuviera que acudir fuera a la ayuda o atrás para cubrir la salida de Cubarsí a banda, liberando la zona del enganche para el ex del Tottenham, al tiempo que la comodidad del argentino moviéndose entre las líneas culers resultaba una catapulta permanentemente activada para lanzar a Abde al espacio. La incomodidad visitante creció en el segundo tiempo en la medida en que también lo hizo la agresividad del Betis en la presión adelantada, dificultad a la que el Barça rápidamente optó por no plantarle cara y sortearla con pases largos de Iñaki Peña, quien si bien en esta ocasión fue determinante bajo palos, tuvo un papel en la construcción del juego le restó control y orden posicional al equipo con y sin la pelota.
No lo recuperó con los cambios, ya que la suma de piezas con falta de ritmo incrementó el desnivel, aunque la entrada y, sobre todo, posicionamiento de uno de sus hombres de refresco sí le permitió lanzarse en brazos de Lamine. A pesar de que la experiencia reciente parece indicar que con marcador ajustado Flick no puede permitirse juntar sobre el campo a tantos futbolistas con periodos de inactividad más o menos prolongados, especialmente teniendo en el banquillo a piezas más rodadas como Fermín o Pablo Torre, lo cierto es que el concurso de Gavi fue determinante para que en el tramo final del encuentro emergiera Yamal como prematuro rescatador. Gavi sí formó como interior derecho, en una zona más baja y escorada de la que había habitado con anterioridad Dani Olmo, permitiendo al Barça completar la diagonal entre los dos interiores y el extremo derecho, y situando cerca de Lamine a un tercer ocupante del carril diestro que le sirviera tanto para el apoyo como para la distracción. Para que cuando el rival atendiera a Gavi, Lamine tuviera que sortear menos adversarios, o para que cuando los béticos se agruparan alrededor del estilete culer, éste tuviera cerca a un socio a quien entregarle la pelota.
– Foto: David Ramos/Getty Images