Quique, quédate | OneFootball

En el título está la conclusión, así que lo que corresponde ahora es desgranar los aspectos cuantitativos y cualitativos que llevan hasta la rotunda afirmación de que Quique Sánchez Flores, por convencimiento, debe ser el entrenador del Sevilla Fútbol Club en la próxima temporada.

El entrenador madrileño llegó a mediados de diciembre y, para conocer a su plantilla, necesitó algo más de un mes y una ventana del mercado de fichajes con la que hacer la necesaria recomposición que finalmente derivó en la salida de dos pesos pesados, veteranos, como Rakitic y Fernando, que dificultaban el rejuvenecimiento, más que del plantel, del once titular. En ese tiempo, los resultados no presagiaban nada bueno ya que, al margen del triunfo en su debut en Granada, todo fueron derrotas. Hasta que se llegó al empate con Osasuna en la última jornada de enero.

Ese fue el punto de inflexión que cambió la dinámica sevillista cuando, ante un durísimo mes de febrero, pocos eran los esperanzados. Sin embargo, llegó un 7 de 12, merced a dos victorias ante Rayo y Atlético de Madrid y un empate en Valencia, que supusieron un primer alejamiento de la zona peligrosa. El mes de marzo se presumía más llano teniendo en cuenta la enjundia de los rivales que estaban por venir y el beneficio mensual fue exactamente el mismo: 7 de 12, con victorias antes Real Sociedad y Getafe y empate en Almería. Se había dado otro pasito más para distanciarse del abismo aunque lamentablemente no fue mayor debido al tropiezo casero ante el Celta, que volvía a sembrar dudas. Y así es como se llegaba al mes de abril que hoy terminamos de ver pasar. Con tres partidos disputados, el resumen final mensual es proporcionalmente más favorable que los anteriores: 7 de 9, gracias a los triunfos ante Las Palmas y Mallorca y el empate en el derbi de anteayer.

Desde aquel punto de inflexión a finales de enero en el que se sumó un punto con Osasuna en el Sánchez-Pizjuán, el balance del Sevilla en 12 partidos es de 6 victorias (50%), 4 empates (33%) y 2 derrotas (17%). Traducido a puntos: 22 de 36 posibles, es decir, 61%. ¿Qué entrenador puede garantizar una media de 1,83 puntos por partido? ¿Quién, en teoría, puede ofrecer garantías de que alcanzará una media que sin duda otorgaría la posibilidad de estar peleando por puestos europeos?

Éste es el resultado tangible, y por tanto no hipotético, del trabajo de Quique Sánchez Flores en los cuatro meses y medio que lleva ocupando el banquillo sevillista. Desde un punto de vista cuantitativo, la conclusión es clara. Vayamos pues a lo cualitativo.

Teniendo en cuenta que las ideas son opinables y, por tanto, ninguna tiene más valor que otra; no se puede negar que Quique Sánchez Flores ha tenido la inteligencia suficiente como para obtener un buen rédito de los elementos con los que cuenta, haciendo gala de un pragmatismo más que necesario dadas las circunstancias en las que se encontraba el equipo cuando llegó. Cuando llega Quique, el Sevilla está en el puesto 17 después de haber dado una lamentable imagen con derrota en Nervión ante el Getafe goleado por 0-3. No hay duda de que el equipo está en descomposición, desmoralizado, hundido, mentalmente destrozado, tras no haber conseguido ninguna victoria con Diego Alonso.

El Sevilla necesita, como el comer, encontrar un patrón de juego que le haga sumar puntos, alejarse del abismo, y lograr la tranquilidad mínima para que la cabeza de los jugadores no pese más que las piernas; y ahí es donde aparece el pragmatismo del entrenador, que se aferra a un sistema que da los réditos ya comentados. Que el equipo cosecha más puntos que juego es indudable; pero qué otra cosa se necesitaba si no puntos. Por tanto, Quique demuestra inteligencia para, en primer lugar, deshacerse en el mercado de fichajes de enero de los elementos que lastran la plantilla y, en segundo, confeccionar una idea y un conjunto que la ejecute.

Así que, las cualidades del entrenador están demostradas y son ya conocidas. Y además parecen ajustarse convenientemente a lo que va a precisar el club en el nuevo proyecto que comenzará la próxima temporada con revolución de plantilla y regreso a unos parámetros de austeridad más que necesarios. Por si fuera poco, Quique ha demostrado también una confianza total en los jóvenes valores y en la incorporación de canteranos, dos de los pilares en los que se asentará el Sevilla del futuro inmediato. Como dice el humorista: no te digo que me lo mejores, iguálamelo.