Ojo de Halcón
·21 November 2024
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Quique Monleón Ciurana
Además de haber instaurado un modelo de juego en el que se inspiran una infinidad de entrenadores en el mundo entero, Guardiola es un personaje más que mediático tanto dentro como fuera del campo. Sus declaraciones y enfrentamientos, tanto con la prensa como con diferentes entrenadores, o su nacionalismo exacerbado por Cataluña, han hecho de Guardiola una de las piezas angulares para entender el fútbol moderno. Renovado hasta 2027 con el Manchester City, a Guardiola parece no habérsele acabado el hambre frente a esos cantos de sirena que lo quieren fuera del fútbol competitivo de clubes. ¿Acabará entrenando a algún país?
Difícil es no conocer a Pep Guardiola i Sala en pleno siglo XXI. El entrenador y exjugador nacido en Santpedor (Catalunya) es una de las imágenes por excelencia del fútbol moderno. Tras una carrera brillante como jugador, donde pasó su mayor tiempo en el club de sus amores, el FC Barcelona, Guardiola no abandonaría el fútbol, dedicándose a aquello por lo que un mayor número de gente lo conoce: ser entrenador de fútbol. Tras su retiro en 2002, el actual entrenador del Manchester City despuntaría como técnico en las categorías inferiores de un FC Barcelona que, una vez cesado Frank Rijkaard debido a los malos momentos que pasaba el club, daría los mandos del primer equipo a Pep. Para empezar su carrera en la élite de los banquillos, debería lidiar con un equipo al que no esperaba entrenar con tan poca experiencia.
Pese a no ser un entrenador experimentado por aquel entonces, a Pep Guardiola no se le quedaría grande el banquillo de un Barça que no dudó en recibir con los brazos abiertos a un entrenador que devolvería la grandeza al Camp Nou. Desde su inicio en Can Barça, el entrenador español tendría claro que su equipo, además de inclinarse por el control tanto del esférico como del encuentro a disputar, debía rodar sobre una figura: no otra que la de Leo Messi, quien siempre ha considerado al técnico como su padre por excelencia en lo que al balompié se refiere.
La unión Pep-Messi-Barça simplemente estaba hecha para entenderse y, por supuesto, encontrarse. La llegada de Pep al primer equipo no solo ayudó al Barça a volver a ser un club temido tanto nacional como internacionalmente, también consiguió sanearlo en su interior, prescindiendo de jugadores como Ronaldinho y Deco que, a pesar de ser leyendas de la entidad blaugrana, eran considerados como malas influencias para un Messi que se encontraba frente a sus mejores años de carrera. Guardiola buscó proteger al astro argentino, alejándolo de aquellos que podrían corromper su futurible carrera como futbolista.
Después de casi un lustro glorioso en el club de su vida, Guardiola marcharía tanto de Barcelona como del Barça. Lo que parecía impensable cuando empezó todo acabaría realizándose tras cuatro temporadas donde el aficionado culé había sido feliz más que nunca, sin pensar que, quizá algún día, Guardiola, como se marchó como jugador, también podría marcharse como entrenador. Tras más de una quincena de títulos, el entrenador catalán dejaría la que considera su casa para mudarse al Bayern, una entidad que, a simple vista, Guardiola no podía moldear a su imagen y semejanza, pero que, tras un trienio en el fútbol alemán, dejó impregnada con su sello. Este se percibía en el dominio y posesión visto en un Barça con el que tuvo la oportunidad de cruzarse durante su estancia en Alemania, quedando apeado en semifinales de Champions League por un proyecto homogéneo al suyo como bien era el de Luis Enrique (2015).
Tras el proyecto inacabado que supuso su etapa en el Bayern, Guardiola recalaría en Manchester, concretamente en la zona azul de la ciudad, donde ya lleva casi una década habiendo levantado todos los títulos posibles y convirtiendo al Manchester City, de ese vecino ruidoso que tenía el Manchester United de Ferguson, a un rival temido y respetado. Lo consiguió gracias a su capacidad para crear futbolistas no solo en la Premier League, donde el conjunto mancuniano se encuentra lanzado a por la que sería su undécima Premier League, sino también en Europa, donde hace ya dos temporadas se quitaron el peso de no ser campeones, llevándose una final con un gol de esos jugadores que han crecido infinitamente con Guardiola como entrenador: Rodri Hernández.
A inicios de esta semana, se ha anunciado la renovación del astro de los banquillos por el Manchester City. A simple vista, parece una renovación extraña para muchos debido a que Guardiola ya ha ganado todo con el conjunto de Manchester. Sin embargo, a pesar de que a Guardiola no le queden títulos por ganar, sí tiene récords por batir. Con la renovación de dos años, Guardiola firma hasta 2026 con dos objetivos más que marcados que lo habrían llevado a renovar con el Manchester City: el primero, y como es obvio, volver a ganar una Champions League, la cual supuso un verdadero alivio ganar debido a la sequía que llevaba hasta el momento. Como entrenador con 39 títulos en su casillero, buscará durante estos dos años que le quedan en la Premier sumar cuantos más títulos mejor para superar a un Alex Ferguson al que tiene verdaderamente a su alcance. Solo son 10 títulos entre el escocés y el español, pudiendo, en el caso de seguir el Manchester City en modo arrollador, superar a Ferguson y suponer, sin duda, un cambio en la hegemonía de la Premier, instaurando a Pep como el mayor dirigente técnico que ha pasado nunca por los banquillos de las islas.
El otro de los objetivos no es otro que seguir sumando Premier League al casillero del City. Actualmente, el conjunto dirigido por Pep suma cuatro ediciones de Premier League ganadas, buscando seguir encadenando títulos que lo llevarían a ser el único conjunto de Inglaterra en poder sumar tantos títulos seguidos. Este reto sería la guinda a la carrera de un Guardiola que, con esta renovación, nos demuestra que quiere seguir ganando a toda costa.