Mariona Caldentey, entre la pausa y el pase | OneFootball

Del Barça al Arsenal, con títulos, magia y pases filtrados incluidos: Mariona lo hace todo bien

Cuando Mariona Caldentey fichó por el Arsenal, más de una ceja se alzó. ¿Qué hacía una jugadora tan ligada al estilo Barça lanzándose de cabeza a una liga tan diferente como la inglesa? Pues lo que hace siempre: jugar, sonreír y repartir fútbol con una visión de juego que parece sacada de una película en cámara lenta. Lo que no esperábamos era que se adaptase tan rápido, tan bien… y que dejara a la Women’s Super League completamente enamorada de su juego.

Reina del pase

Si hay algo que define a Mariona es la templanza. En un mundo donde todo parece ir a 200 km/h, ella camina por el campo con esa calma de quien sabe exactamente lo que va a pasar cinco segundos antes que el resto. Puede recibir de espaldas con tres rivales encima y aun así encontrar el pase exacto. Ese, el que nadie había visto. El que abre defensas como latas de conserva.

En la Women’s Super League, eso ha sido oro puro. En una liga que valora tanto la potencia y la velocidad, la balear ha demostrado que pensar también es una herramienta ofensiva. Mariona ha repartido asistencias, goles y, sobre todo, pausa. Porque no se trata solo de correr, sino de saber cuándo hacerlo, y de saber exactamente a quién darle la pelota para que todo siga fluyendo.

Y claro, entre tanta magia, acabó llevándose el premio a mejor jugadora de la liga inglesa. Que sí, que el Arsenal quedó segundo, que el Chelsea se llevó el título… pero todos sabían que quien dominó los partidos más importantes con clase y cerebro fue ella.

Fuente: Twitter @BarclaysWSL

Champions y partidos para el recuerdo

Mariona no se quedó solo con brillar en liga. En la Champions fue directamente decisiva. Y no hablamos de una aparición puntual: hablamos de su tercera Champions consecutiva. Dos con el Barça, y esta última, histórica, con el Arsenal. Porque lo suyo ya no es una buena racha: es dinastía.

En cuartos, contra el Real Madrid, encendió la chispa de la remontada. En semis, contra el Lyon, movió los hilos del partido con esa mezcla suya de pausa y precisión. Y en la final… bueno, en la final hizo historia.

Porque el Arsenal se coronó campeón de Europa, y una de las jugadas clave pasó por sus botas. Con el partido empatado a cero y el Barça presionando, Mariona se quedó completamente quieta en el lateral del borde del área. Literalmente, se detuvo a pensar. Un segundo. Dos. Y, de repente, como si hubiera resuelto un cubo de Rubik con los ojos cerrados, metió un pase perfecto a Mead, que llegaba desde atrás sin que nadie la viera. Esta, a su vez, asistió a Blackstenius para el gol del título.

No fue un highlight llamativo, pero sí uno de esos momentos que cambian partidos. De esos que luego ves repetidos en bucle, mientras te preguntas: “¿Cómo ha podido ver eso?” Pues porque es Mariona. Y punto.

Fuente: Cadena Ser

¿Balón de Oro a la vista?

Con esta temporada casi terminada, la pregunta es inevitable: ¿Mariona candidata al Balón de Oro? Pues sí, y no solo candidata: el Balón de Oro le está poniendo ojitos.

Porque lo que ha hecho este año en el campo tiene mucho más mérito del que parece a simple vista. Ha brillado en una liga nueva, ha sido determinante en Champions, y lo ha hecho jugando siempre a su manera: sin estridencias, con inteligencia, y haciendo mejores a todas las que la rodean. Y eso, en el fútbol, tiene un valor incalculable.

Además, la selección española llega a la Euro con el cartel de favorita, y si el equipo logra un buen torneo, no hay muchas jugadoras con el combo de impacto en club, estilo inconfundible y carisma internacional que tiene Mariona. De esas que hacen soñar a los niños, los entrenadores y a la gente que se come las uñas viendo los penaltis.

Fuente: Getty Images

Mariona Caldentey habla con el balón. Y esta temporada ha sido un monólogo. En el Arsenal, en la Champions y, si todo va bien, también con la selección. Lo suyo no es solo talento: es visión, liderazgo y una forma de entender el juego que lo hace más bonito. Y aunque no te guste el fútbol, te va a caer bien. Porque hay algo en cómo juega, en cómo mira el campo y en cómo da ese pase perfecto, que hace que todos, sin saber muy bien por qué, nos pongamos a aplaudir en el salón.