
La Galerna
·25 April 2025
Madridistas, sed fuertes

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·25 April 2025
Nadie que me conozca puede decir de mí que soy un hooligan. Ni siquiera mi vecino de asiento en el Bernabéu y amigo del alma, José Francisco. Me he comido palizas del Barcelona estoicamente y hasta un 0-4 prehistórico del Atlético bajo una lluvia que me costó un catarro de tres semanas. Nunca me he rasgado las vestiduras por perder si no hemos merecido ganar. En otro fútbol no tendría ningún problema en aplaudir al Barca si nos ganase el sábado, o al Atlético si Julián y Llorente hubieran marcado sus penaltis, como habría aplaudido a cualquier rival que te derrota en buena lid.
Pero el mundo está cambiando. El antimadridismo solía ser la envidia lógica del equipo que te gana dos veces de cada diez. Que mira la superioridad con resignación. Hoy el antimadridismo inventa relatos, una historia imaginaria en la que los árbitros del siglo XX fueron todos exjugadores del Real Madrid, en la que Plaza dijo una vez no sé qué y eso ya es equiparable a pagar 8,4 millones de euros al jefe de los árbitros. El odio visceral (el odio racional es una antinomia) ha invadido el fútbol. Microscopio electrónico para el pasado remoto y ceguera voluntaria para lo reciente, a discreción.
El fútbol no va a generar menos violencia, menos fanatismo, menos racismo y menos rivalidad tóxica si no se sanciona de forma ejemplar a quien ha cometido delitos dejando un rastro innumerable de pruebas sin coartada
Estamos asistiendo a un espectáculo que contaremos a nuestros nietos. Los responsables de que no haya todavía un castigo ejemplar para la corrupción sistémica del fútbol durante décadas por parte del FC Barcelona deberían pensar en ello. El fútbol no va a generar menos violencia, menos fanatismo, menos racismo y menos rivalidad tóxica si no se sanciona de forma ejemplar a quien ha cometido delitos dejando un rastro innumerable de pruebas sin coartada. Da lo mismo que gocen de protección política, da lo mismo que a la Justicia le dé una pereza infinita intervenir en un asunto tan mundano como el fútbol. El fútbol español necesita una catarsis, porque a fin de cuentas es un reflejo de una sociedad enferma. Es necesario que los culpables reconozcan sus errores, que paguen por ellos y que los afectados muestren generosidad y les acojan de nuevo en una competición limpia.
Ese escenario hoy es imposible. Los culpables encuentran plausibles argumentos como "pagamos por neutralidad", dando verosimilitud al sueño enfermizo de que otros lo hicieron antes o, lo que es peor: que lo llevan haciendo toda la vida. Ni una sola prueba del nivel de las facturas de Dasnil SL o del saldo arbitral. ¿Han visto algún saldo arbitral de la época en la que se atribuye alteración de la competición al Real Madrid? Cuando alguna vez se sugiere, aparecen estadísticas como que el Barcelona ganó más ligas que el Real Madrid durante la posguerra española, justo cuando le fueron recalificados los terrenos del Camp Nou para evitar la desaparición del club por su terrorífica gestión (¿les suena?). Pero no importa. El relato ha zombificado ya a legiones de aficionados. El delito ya es menos importante que la ensoñación o que la proyección de los complejos antimadridistas más íntimos e inconfesables.
El relato ha zombificado ya a legiones de aficionados. El delito ya es menos importante que la ensoñación o que la proyección de los complejos antimadridistas más íntimos e inconfesables
Estamos en medio de un ecosistema corrupto, de carne putrefacta puesta al sol en agosto, desprendiendo un hedor insoportable. Sin embargo, el Negreirato es sólo la punta del iceberg. El fútbol español es un castillo de naipes con amenaza de ruina. Un mercado de favores, de dinero, de influencias con raíces en lo más turbio de la política. Si enumeramos toda la colección de evidencias irrefutables que podemos hoy recuperar y conservar, nos daremos cuenta, además, de que como todo sistema corrupto, este tiende en sus postrimerías al abuso, al esperpento, a la completa desvergüenza. La impunidad se exhibe, se presume de ella. El archivo videográfico de Real Madrid Televisión será un tesoro después de los años, como lo fueron las muestras de orina de Lance Armstrong.
Los hechos objetivos son indiscutibles, salvo para humanos con cerebros disfuncionales que seguirán pidiendo recibos de la compra de árbitros, las fotos o el vídeo en el que un Negreira pre-Alzheimer les pagaba justo a la salida del banco. Esta pobre gente se dejaría despellejar o freír en aceite hirviendo mientras juran que el Real Madrid está siendo favorecido por el sistema (arbitral o no) desde tiempo inmemorial. Para ellos, la realidad es tan maleable y los hechos tan ciertos y falsos simultáneamente como la paradoja del gato de Schödinger.
Qué más da que este año el Real Madrid tenga un saldo VAR de -7 puntos y el Barça de +5. Doce puntos de diferencia para dos aspirantes al título.
Qué más da que al Real Madrid le hayan anulado 36 goles en la putrefacta era VAR frente a 13 anulaciones al Barça.
El archivo videográfico de Real Madrid Televisión será un tesoro después de los años, como lo fueron las muestras de orina de Lance Armstrong
Los creyentes en el sistema corrupto institucionalizado por el Barça y bendecido ahora por el binomio Medina Cantalejo/Clos, identifican el VAR con la justicia, cuando en realidad estamos ante un espectáculo cotidiano de manipulación, prevaricación y discrecionalidad. Cuando el VAR interviene, no tiene empacho en alterar las líneas (vean la entrevista del culé Jordi Wild a Nacho Tellado), en elegir el frame a demanda (el propio Clos explicó cómo se hace, de manera vergonzante), en aplicar un sesgo aberrante a la vista de todo el mundo. Siete segundos para anular un gol por milímetros a un rival del Barca, cuatro minutos para encontrar cómo anular un gol del Real Madrid. El tiempo que haga falta para encontrar la brizna de hierba, la sombra del prepucio inhabilitador de la posición del delantero merengue. No olvidemos las panorámicas desde cincuenta metros a 360 píxeles de resolución frente al zoom telescópico 4k a 120fps cuando hay que ocultar/mostrar lo que interese al que paga. Porque alguien está pagando. En especie o en cash. Todo este circo no es gratis. Los Rolex no los regalan.
Pero también el VAR decide cuándo se inhibe (Trujillo Suárez, el sicario más aventajado de Clos), domina con el guante de Thanos el tiempo y el espacio de los eventos más groseros del fútbol, específicamente en el área de los rivales del Real Madrid. Un especialista que ya había videoarbitrado 38 partidos en las primeras 24 jornadas. El ojito derecho de Clos a 145.000 euros fijos al año más 2.450 por partido. ¿A cuánto le saldrá cada inhibición?
Siete segundos para anular un gol por milímetros a un rival del Barca, cuatro minutos para encontrar cómo anular un gol del Real Madrid. El tiempo que haga falta para encontrar la brizna de hierba, la sombra del prepucio inhabilitador de la posición del delantero merengue
El VAR se pasa por el mato grosso de la entrepierna el reglamento del fútbol e interpreta torticeramente lo que no se atreven a violar. Además, goza de total impunidad. ¿No cometen errores? Jamás. Porque el VAR ha llegado para hacer el fútbol más justo. ¿Quién vigila al VAR? Este superpoder conlleva una gran responsabilidad y necesita control. ¿Cuál es el contrapoder del VAR? Amigos, el verdadero poder está en la sala segunda del VAR, la comunicación directa con la fuente de la ecuanimidad y del buen juicio: Clos Gómez, himself. El árbitro más culé después de Negreira.
Pero volvamos a los hechos.
Entre 2003 y 2018 el saldo arbitral en LaLiga de tarjetas rojas al Barça y a sus rivales refleja +53 expulsiones a favor de los azulgrana, mientras que la estadística del Real Madrid es negativa, con un saldo de -3. Se lo cuentas a un aficionado inglés o alemán y les estás exponiendo a un ictus. En el mismo período, los rivales del Barça recibieron 697 tarjetas amarillas, mientras que los del Real Madrid recibieron 220.
Factualmente, el Barça lleva incumpliendo el Fair Play Financiero desde que llegó Laporta. No pasará nada. Hemos normalizado y bromeamos con las palancas, artificios contables para engañar al resto de clubes y alterar la competición con la cooperación necesaria de LaLiga de Tebas. Pobre Tebas, benefactor del club corrupto hasta la fecha y víctima de una acción vergonzante del Gobierno para la inscripción de Olmo y Pau Víctor. Todos sabíamos qué iba a suceder. Cuando Tebas no miró hacia otro lado, harto de tragar ruedas de molino, le doblaron la mano. El Barça es una institución con poder político. "Més que un club" no es una idea romántica de Cataluña. Es poder real para imponer y para incumplir la ley sin consecuencias, con el respaldo de un gobierno.
Mediapro, titular de los derechos televisivos, es la empresa que ha reconocido pagar sobornos a la FIFA, que fue condenada por un tribunal de Estados Unidos por sobornos a la CONCACAF y que quebró el fútbol francés por un contrato que no fue capaz de cumplir. En España gobierna las retransmisiones, la realización, las repeticiones, decide qué imágenes van al VAR y se asegura de que las palabras de los narradores que tiene en nómina lleguen a los árbitros. "Es poca cosa", "No hay contacto" o "es una jugada de VAR" son comentarios habituales que llegan simultáneamente al espectador y al árbitro VAR. ¿Les parece normal?
"Es poca cosa", "No hay contacto" o "es una jugada de VAR" son comentarios habituales que llegan simultáneamente al espectador y al árbitro VAR. ¿Les parece normal?
En otros medios el antimadridismo campea a sus anchas. Comentaristas arbitrales más seguidos: Iturralde, Fouto, Pavel. Narradores: Lama, Carlos Martínez, Antonio Romero... sálvenme a uno, sólo a uno. Estamos rodeados. Cada vez que recuerdo las narraciones de Héctor del Mar me dan ganas de llorar.
En qué país se aceptaría que el VAR fuera operado por una organización cuyo vicepresidente hasta hace siete años está investigado por corrupción y en la que siguen los mismos que estuvieron a sus órdenes, en la que existen árbitros que fueron promocionados después de pagar al hijo del vicepresidente por coaching. En qué país se aceptaría que el proveedor del VAR tuviera intereses económicos en el equipo implicado en la corrupción del arbitraje durante décadas. En qué país un político se asegura de la prescripción de un delito después de conocerlo y cambia leyes para favorecer al club de fútbol del que fue dirigente. Sólo en nuestra pobre España. País de pandereta y del "qué hay de lo mío", donde el que no roba es porque no llega a la caja del dinero.
De cara a la final de copa, honestamente, no sé si prefiero que el equipo haga un mal partido y que caiga derrotado luchando y corriendo. Hacer un partido con buen juego, goles, jugadas memorables y temer que en cualquier momento De Burgos Bengoetxea y González Fuertes hagan el trabajo por el que realmente les pagan, sería demasiado. Me imagino tres tarjetas al Real Madrid en los primeros quince minutos, seguramente a Fran García, Asencio y Rudiger; o tal vez a Vini por protestar un penalti o la quinta falta recibida sin sanción. El sábado estoy seguro de que recordaremos en algún momento que fue De Burgos quien se dio el lujo de expulsar a Cristiano en aquel clásico de Supercopa que trató por todos los medios de "arreglar" para sus jefes. Fíjense en los pequeños detalles, en las faltas intrascendentes pitadas al revés, en el goteo continuo que va envenenando a los futbolistas, en la protección a Lamine Yamal y a Pedri.
Madridistas, sed fuertes. Vamos a ver lo que llevamos viendo desde que nos pusimos a 7 puntos en liga. El VAR sólo aparecerá en nuestra contra y se inhibirá a nuestro favor. Que Dios reparta suerte, porque las tarjetas y la injusticia ya sabemos quiénes la van a repartir impúdicamente.
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