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·7 July 2024

La trilogía de la deshonra granota

Article image:La trilogía de la deshonra granota

Ser del Levante UD cada vez cuesta más. Mejor dicho: sentirse identificado con las decisiones que gestiona el Levante. Más de lo que crees. Si los malos tiempos del centenario trajeron consigo el Orgull Granota, la pandemia ha desencadenado una etapa difícil por la que poder sacar pecho de algo. No es hablar de éxitos, sino de pertenencia y un ambiente viciado en plena crisis por una millonaria deuda de la que también hay que reponerse. Por si fuera poco, los últimos tres veranos han llevado la firma de una trilogía de la deshonra granota.

- El regreso de Morales al Levante UD está envuelto de polémica (@A. Benetó | LUD) -


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Esta particular trilogía, que esperemos se quede en eso y no toque agregar más capítulos, se inició en verano de 2022 precisamente con Morales, tuvo entre medio a Pepelu y ahora vuelve a resurgir con el excomandante.Después de repetir por activa y por pasiva que no dejaría al Levante en Segunda División, a las primeras de cambio tomó el camino a Villarreal. Aquí unos y otros se han culpado mutuamente de su marcha, cuando el futbolista sí tuvo propuesta para seguir. A diferencia de otros compañeros, que se adaptaron a las exigencias, Morales no lo reconsideró.

Se fue gratis del "club de su vida". Él, ya en su regreso, hablaba de un "favor" por la situación de la entidad y de su Fair Play Financiero. El mismo Levante y la misma directiva que siempre apostó por él, con renovaciones al alta, incluso cuando no había margen y obligaba a jugadores como Dani Cárdenas a seguir con ficha de filial. Dejando 0 euros, cuando con ofertas del Real Betis o desde Japón sí pudo haber traspaso en otras ocasiones. Incluso insinuó, en aquella final de Copa del Rey, poder militar en el Valencia CF y personas por entonces de su confianza le hicieron entrar en razón. Pero ya sabemos, las palabras de Morales poco valor han tenido cuando se precisaba de hechos, no de levantinismo de boquilla. Si desde un primer momento hubiera apelado al deseo de jugar en Europa, su salida se hubiera aceptado de buena manera. Pero fue mentir directamente con su discurso y con alevosía.

Que Morales esté de vuelta en el Levante, no es una decisión expresa de Felipe Miñambres. Supuestamente, el director deportivo es el único que debería tener potestad para confeccionar la plantilla, consensuado con el entrenador. Lo cierto es que es un antojo del consejero delegado Pepe Danvila y su círculo de confianza, quien además ha reconocido en más de una ocasión que se le adeuda un dinero. A Roberto Soldado también y en ningún momento está metiendo prisa por solventar esa deuda. Las malas gestiones de otros amigos en épocas pasadas se solucionan afrontándolas en su debido escenario, fuera del Levante, no de nuevo dentro de él.

Todo esto provoca que a una afición ya de por sí asqueada y con un severo hastío por los fracasos deportivos recientes, se le sume el hecho de tener en nómina a jugadores que no aportan lo suficiente o cuyas decisiones no hacen tener ese sentido de identificación como no hace tanto.A pesar de los más de 13.000 abonados oficiales anunciados por el Levante, hay quien ha esperado para renovar. Otros ya no dan su brazo a torcer y, pese a que les pese por sentir al Levante bien adentro, no volverán a pasar de nuevo por el aro y consideran que todo no es válido.

Si nos centramos meramente en lo deportivo, donde para algunos sectores solo parece importar que la pelotita entre o no, hay quien da por seguro queMorales es un "fichaje ganador". Él es un jugador de espacios, de irse por velocidad, de destreza en el regate... La Segunda División no permite esos lujos. Si ya en su anterior paso por la categoría de plata fue su temporada más discreta con apenas 4 goles en 40 partidos, con un equipo que arrasaba, permitidme ser escéptico en que ahora vaya a ser mejor. Espero tener que equivocarme, pero lo pongo en seria duda cuando hay menos mimbres y Morales está lejos de su cénit futbolístico.

Lo personal y cómo actúe en su vida privada, importan bien poco. En ningún momento haré mención a ello, y creo que si alguien lo hace estaría actuando incorrectamente, ya que no nos incumbe. A tenor de ello, donde sí cabe valorar cómo puede sumar ahora a este vestuario sin referentes,Morales llevó en infinidad de veces el brazalete de capitán, pero no como un líder interno. Ciertas actitudes ególatras chocaron y confrontaron con otros jugadores y entrenadores. Falta por ver si esas experiencias le sirvieron para aprender.

Particularmente, yo a Morales lo he admirado.He lucido camisetas con su nombre, su bufanda tuvo un lugar privilegiado en mi rincón granota y he hecho en multitud de ocasiones una defensa a ultranza de su nombre. Hablo en pasado, porque el tiempo me ha demostrado estar equivocado y esa confianza ya es irrecuperable, precisamente por sus actos. No le deseo mal, todo lo contrario. El fin y beneficio común es el Levante, pero este futbolista guardará dentro de mí un grato recuerdo con sus goles y partidos inolvidables en sus ocho años anteriores, y nada más.

Entiendo, en una percepción subjetiva, que ser del Levante va más allá de sus éxitos. Pocos nos ha regalado en la vida y en proporciones pequeñas.Soy del Levante porque entiendo el fútbol como un sentido de vida, de pertenencia y con unos valores de unión, familiaridad, humildad, cercanía y respeto que considero que Morales los terminó ignorando. Por ende, como tengo dignidad, no acepto su regreso de buen modo.

Quien considere y se alegre de su vuelta, libre y respetable es. Quien no, como en mi caso, también. Nadie puede hacer lo que le venga en gana y tener las llaves para su regreso en cualquier momento; eso supone rebajarse a unos niveles que no comulgan en mi filosofía. Al igual que los primeros, igual de respetables y de granotas son, porque no se reparten carnets de levantinismo, y nuevamente muy equivocado quien se le pase por la cabeza que es más que cualquier otro.

Solo espero, ya que tenemos que asumir y mentalizarnos que Morales volverá a rondar por la banda de Orriols y ni por asomo dejaré de lado a este escudo centenario, que este hecho sea el punto y final de una etapa amarga y extensa. Que no haya más polémicas con las que dividirnos, en cierta manera. Si se ha tenido que tragar conlos desplantes de los dos José Luis, el veterano y el de Denia, qué menos que alguien que sí es levantinista hasta la uña del dedo pequeño del pie y así lo ha demostrado siempre regrese en unos días. Sí, hablo de Vicente Iborra. No contar con él será dar paso a una saga más amplia de la deshonra granota.

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