Grada3
·17 September 2024
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·17 September 2024
Regresaba la Champions League al lugar donde los imposibles se convierten en realidad. Tres meses después de que el Real Madrid elevase La Decimoquinta Copa de Europa al cielo de Londres, el Santiago Bernabéu volvía a ser testigo de una nueva temporada más estrenando el nuevo parte de campeones de Europa. Y como suele ser habitual en estas fechas, el templo blanco se vistió de gala para la ocasión, pare recibir al quince veces campeón, y, por supuesto, a ver el estreno europeo de Kylian Mbappé.
El Real Madrid estrenaba el nuevo formato de la competición europea recibiendo en su feudo a un VfB Stuttgart que hizo un gran acto de presencia en las gradas del estadio blanco, en busca de regresar por todo lo alto a la máxima competición europea. El conjunto blanco, lo hacía con varias bajas, a las que se sumaron tras el encuentro del Reale Arena Militao y Brahim, siendo la contraparte negativa del retorno de Bellingham y Tchouaméni al once inicial.
Sonó el himno de la Champions League y fue más que suficiente para encender a un estadio que huele la sangre cuando recibe visitas europeas. Sin embargo, fue el Stuttgart el primero en soltar un derechazo al mentón del conjunto blanco. Una jugada por el perfil derecho terminó con un centro lateral que Lucas no llegó a despejar. El esférico le cayó en el perfil del área a uno de los delanteros del conjunto visitante, que soltó un derechazo que obligó a Courtois a realizar la primera gran intervención del partido.
Un avisó que no tumbó al Madrid, pero pareció aturdirlo momentáneamente, ya que los alemanes se hicieron con el control del cuero. Poco a poco, los de Ancelotti fueron entrando al partido, y una buena combinación entre Valverde y Mbappé acabó con un balón franco para Tchouaméni en la frontal del área, aunque el golpeo del francés se marchó muy desviado de la portería defendida por Nüber.
No obstante, el Stuttgart, muy bien plantado sobre el verde, no paraba de poner en problemas al conjunto blanco. Especialmente mediante una altísima presión que buscaba la presión en la salida de balón del conjunto blanco. Una presión con la que lograron el error de un Lucas Vázquez, que perdió el cuero siendo el último hombre, dejando a Millet totalmente solo frente a Courtois. Pero en esta ocasión, el golpeo del ariete se marchó rozando el poste de la meta.
Necesitaba espabilar el conjunto blanco, y Ancelotti gesticulaba ostensiblemente tratando de corregir todo aquello que no le convencía sobre el terreno de juego. De poco servían los gritos del italiano, que no lograba que su equipo dejase de ser arrollado por el Stuttgart. No se habían cumplido ni quince minutos cuando Stiller volvió a plantarse solo frente a Courtois, siendo la tercera clara del encuentro para el conjunto alemán. Nuevamente, el belga se vistió de santo para mandar el balón a córner y evitar, una vez más, que los visitantes se adelantasen en el marcador.
Un susto tras al que, ahora sí, el conjunto blanco pareció reaccionar. Poco a poco, los de Ancelotti avanzaban metros en terreno alemán, jugando cada vez más cerca del área. Y con el dominio llegaron las ocasiones. Primero, tras una espectacular jugada individual de Mbappé, que dejó sentados a dos defensores con una gran maniobra, pero se topó con la intervención de Nübel, que demostró que su equipo también tenía un seguro en la meta. Y después, con otra acción individual de Rodrygo, que desbordó por el perfil derecho, pero no encontró aliado con su centro.
No se había cumplido ni media hora de juego y el partido se había vuelto completamente loco, con dos equipos partidos sumidos al contragolpe. Primero golpearon los blancos, tras una galopada de Valverde que buscó a Mbappé en el punto de penalti, con un gran pase filtrado que desactivó en ultima instancia uno de los zagueros visitantes. E inmediatamente después., fue el conjunto alemán el que, tras un centro rechazado por Tchouaméni, estrelló el balón en el larguero de la portería de Courtois.
Llegados a este punto, parecía un milagro que el resultado aún mostrase un empate a cero. Y cuanto todo apuntaba a que el punto de penalti sería el modo deshacer el entuerto, el colegiado señaló la pena máxima decretada sobre Rüdiger, siendo el último giro de un partido que parecía condenado a terminar sin goles. Y con poco más por añadir en los últimos compases de la primera mitad, ambos equipos enfilaron el túnel de vestuarios tras 45 minutos con un gran intercambio de golpes, pero ninguno del todo certero.
Y todo lo que no entró durante la primera mitad, no tardó ni 30 segundos en entrar en la segunda. Directamente tras el saque de centro, un pase largo en busca de Rodrygo se encontró con el error de Mittelstadt, lo cual permitió al brasileño encarar hacia la meta alemana, encontrando a Mbappé completamente solo en el segundo palo, donde el francés solo tuvo que empujarla, haciendo el primero del partido, así como su primer gol en Champions con el Real Madrid en su debut en el Santiago Bernabéu.
Un tanto que pareció desatar la caja de Pandora, ya que en la jugada inmediatamente posterior, Mbappé volvió a plantarse en el área tras una gran galopada, en esta ocasión buscando un latigazo al palo corto, que volvió a encontrarse con una gran intervención de Nübel. Poco después, y tras una gran jugada coral entre los cuatro hombres de ataque blancos, el balón cayó en los pies de Rodrygo, pero el brasileño se hizo un lío con el cuero y no logró encontrar puerta.
Ahora sí, el Madrid era dueño y señor del encuentro, en una ecuación de la que el Stuttgart parecía haber desaparecido por momentos, con los blancos completamente volcados en busca del segundo. Y tras los intentos de Mbappé y Rodrygo, solo faltaba Vini por intentarlo. Tras una gran jugada de Carvajal por banda derecha, un balón cruzado logró llegar a Vinicius en la frontal, que sacó un latigazo con la zurda que se estrelló en el larguero.
Sin embargo, el conjunto alemán no tardó en demostrar que todavía seguía más que vivo en el partido. Y es que tras un gran contragolpe, el esférico llegó a las botas de Undav en el perfil derecho, desde donde sacó un golpeo durísimo que, una vez más acertó a despejar Courtois. Ahora sí, cumplida la media hora de encuentro, apretaba el Stuttgart y era el Madrid quien estaba contra las cuerdas, con un encuentro cada vez más partido en el que las ocasiones empezaban a ser constantes.
Y tanto iba el cántaro a la fuente, que terminó por romperla. Tras un balón parado en el que la zaga merengue no acertó a despejar el esférico, el cuero cayó al segundo palo, donde un balón tenso encontró la cabeza de Undav, que remató cruzado a la escuadra de Courtois, haciendo imposible el enésimo milagro del belga, y poniendo nuevamente las tablas en el marcados a falta de 20 minutos.
Y con el paso de los minutos, el Madrid no solo no lograba hacerse con el dominio del encuentro, sino que el Stuttgart consiguió encerrar al conjunto blanco en su área a base de balones colgados. Ni siquiera los cambios con los que buscó Ancelotti agitar el árbol le parecieron funcionar a un Madrid que, por momentos, parecía no tener ideas para hacer daño al conjunto alemán.
Quedaban poco más de diez minutos y, por fútbol, el conjunto blanco no parecía capaz de dar la vuelta a lo que acontecía sobre el verde. Y cuando el fútbol no funciona, lo hace la pizarra. Y la conexión croata-alemana entre Modric y Rüdiger hizo el resto. Un córner colgado por el ’10’ cogió una parábola imposible de descifrar para la zaga alemana, que se encontró con un portentoso cabezazo de Antonio ante el que poco o nada pudo hacer ahora Nübel, volviendo a poner por delante al conjunto blanco.
Un gol que, ahora sí, parecía poner tierra de por medio ante un Stuttgart que se había desfondado durante prácticamente 90 minutos, y ya parecía no tener reservas en el depósito para poner en problemas a los blancos, que, por su parte, no se volcaron a por el gol de la tranquilidad. A punto estuvieron de conseguirlo en la misma jugada Vinícius y Mbappé en el alargue, pero ninguno de los dos estuvo acertado de cara a puerta.
Sin embargo, Endrick, el niño maravilla, no había dicho su última palabra. Con el Stuttgart volcado al ataque, el brasileño montó un contragolpe desde el centro del campo en el que le secundaban tanto Vinícius como Mbappé. El público reclamaba un pase a cualquiera de sus dos compañeros, pero el brasileño optó por un trallazo desde la frontal que Nübel ni siquiera vio. Nuevamente, los minutos finales le bastaban a la joven promesa para seguir con su demoledora cifra de acierto y demostrar que, efectivamente, hay un delantero de época.
Y con ese panorama, finalizó un partido más sufrido de lo esperado, en el que no reinó un fútbol de gala, pero sí lo hizo el espectáculo brindado por dos equipos que se golpearon hasta que el alemán fue el primero en caer a la lona. Volvía la Champions, volvía el Madrid y volvía el Bernabéu. Y lo hacía como acostumbra a los suyos: con victoria.