Eu sou forte | OneFootball

Eu sou forte | OneFootball

In partnership with

Yahoo sports
Icon: En un momento dado

En un momento dado

·24 October 2024

Eu sou forte

Article image:Eu sou forte

La primera vez que una junta directiva presidida por Joan Laporta llegó al Barça, lo hizo con el objetivo de reflotar al club desde muy abajo. En la Champions League, el club se puso como espejo al Milan. Dirigido por Carlo Ancelotti desde el banquillo, en aquella época el conjunto de Cafú, Nesta, Maldini, Pirlo, Seedorf, Kaka o Shevchenko venía de conquistar el título en 2003 y, más importante para las aspiraciones azulgranas, era un fijo en las últimas etapas de la competición. Peleaba para ganarla hasta el final y cuando no lo conseguía lo hacía despidiéndose como uno de los últimos contendientes en disputa. Su continuidad competitiva a nivel internacional era el ejemplo que quería seguir un Barça de Ronaldinho, Eto’o, Deco, Puyol, Xavi, Márquez o Valdés que, casualmente, entrenaba otro laureadísimo ex-rossonero: Frank Rijkaard.

Quiso el azar que en la temporada 2004-05, la segunda de un ciclo todavía sin títulos, Barça y Milan tuvieran que verse las caras en fase de grupos de la Champions. El primer enfrentamiento se jugó en Italia, y en él se impusieron los locales con un solitario gol de Shevchenko. En el segundo, disputado sólo dos semanas más tarde en el Camp Nou, la victoria fue azulgrana. Primero Samuel Eto’o y luego Ronaldinho, a falta de un minuto para el final, remontaron un nuevo gol inicial del delantero ucraniano, e hicieron estallar de júbilo a la Ciudad Condal. El impacto del triunfo, tratándose de un momento temprano del torneo, no era tanto el resultado deportivo directo y trascendente a nivel clasificatorio, sino su traducción en cuanto a la autoestima, confianza y credibilidad con la que percibir y autopercibir al proyecto. Alejado durante demasiado tiempo de pelear por títulos tanto en España como en Europa, el equipo se había medido al conjunto en el que se había querido reflejar, y no sólo había podido competir con él sino que además se había demostrado ser capaz de vencerlo.


OneFootball Videos


El triángulo que hasta ayer formaban el Barça, el Bayern y la Champions League no tiene las mismas connotaciones que el que entonces vinculaba a los culers con el Milan y la Liga de Campeones, sobre todo por el historial reciente de enfrentamientos entre bávaros y catalanes. Una trayectoria marcada en fondo y forma por un 8-2 que tuvo a Hansi Flick y a Robert Lewandowski en el bando contrario, y del que no formó parte ni uno solo de los titulares del Barça que anoche golearon a quien fuera bestia negra de la generación que los precedió. Para Pedri, Lamine, Cubarsí, Balde, Koundé, Casadó o Raphinha, el del Bayern Múnich podía ser un reto y una prueba a superar. A lo sumo, una afrenta que vengar. Pero, en ningún caso, una pesadilla o un fantasma al que vencer. Es un Barça que no tiene memoria porque no tiene pasado. Sólo presente y futuro. Esto se hizo patente, tanto a nivel futbolístico como emocional, en la gestión que el equipo hizo de los primeros veinte minutos de partido.

Por resumirlos, se podría decir que a pesar -o quizá consecuencia- del madrugador gol de Raphinha, durante este tramo los locales fueron ampliamente superados por el conjunto de Vincent Kompany. Hasta el empate de Kane, los alemanes mandaron desde la presión y desde la posesión. En cuanto a lo primero, su estrategia consistió en plantear emparejamientos hombre a hombre por todo el campo, dejando libre únicamente a Iñaki Peña para que el guardameta insistiera una y otra vez en los servicios directos hacia Robert Lewandowski, que hizo un esfuerzo titánico intentando agrupar a un Barça de líneas muy separadas. El plan de salida blaugrana dibujaba una primera línea de cuatro hombres para dar seguridad a ambos sentidos de la transición, y una última línea también formada por cuatro jugadores en la que el polaco y Lamine debían ser los hombres encargados de recibir al pie en el apoyo mientras Fermín y Raphinha los compensaban con desmarques en profundidad. Ocurrió que la conexión entre ambas líneas de cuatro estuvo rota. A lo largo de los primeros veinte minutos de juego el Barça no pudo hacer llegar el balón a Pedri y Casadó, y sin escala intermedia sus ataques no lograron su efecto habitual.

Por contra, los muniqueses lucieron muy cómodos por la pelota. Ante la dificultad del desafío, Flick matizó su presión sujetando más atrás a los laterales a la hora de apretar la salida del rival, transigiendo con el hecho de que Guerreiro y Davies iniciaran más o menos libres a cambio de exponer menos a Iñigo y Cubarsí. De este modo, los centrales del Barça no se retarían con los extremos rivales, sino contra el punta. Frente a este escenario, el peaje que con más daño pagaron los culers no fue tanto la libertad inicial de los laterales del Bayern, como el hecho de que con un único futbolista defendiendo cada uno de los costados, cada cambio de orientación del rival activaba sendos dos contra uno ante Balde y Koundé. Si con el habitual sistema de acoso del Barça, en el que los laterales presionan como extremos y los centrales como laterales, los emparejamientos en banda conservan el equilibrio numérico, en esta ocasión, puesto que tanto las piezas de delante -Lamine y Raphinha- como las de detrás -Iñigo y Cubarsí- tapaban por dentro, en ambas orillas los laterales culers vivían en inferioridad cada vez que el pie de Neuer, la movilidad lateral de Kimmich, los balones cruzados de Olise o los descensos de Kane movían el ataque de lado a lado.

Article image:Eu sou forte

Como se apuntaba más arriba, sin embargo, pese a los evidentes problemas, también en su tramo de mayor inferioridad el Barça siguió compitiendo el partido, minimizando errores en la zaga y multiplicando esfuerzos en el ataque a la espera de dar con una solución para activar a su mediocampo. Un Barça peor que su adversario, que naturalizó su sufrimiento y que no convirtió las dificultades en dramas. El cambio de rumbo del encuentro, tras un primer acto igualado en el marcador pero muniqués en el juego, tuvo lugar en el momento en que tanto Pedri como Casadó aumentaron su radio de acción en el plano horizontal tanto en ataque como en defensa (Imágenes arriba). Ante la presión del Bayern, dejaron de formar estáticos y de espaldas por delante de los centrales y empezaron a trazar movimientos hacia las bandas para recibir el pase de pies de Koundé y Balde, conectar con Lamine y Raphinha, y liberar el carril central para facilitar la conexión de Cubarsí e Iñigo con Lewandowski y Fermín. En consecuencia, el avance azulgrana sumó una etapa intermedia que le valió para agrupar al equipo y progresar con las líneas más juntas.

Por su parte, en defensa, Pedri y Casadó ganaron recorrido hacia las bandas para cubrir por detrás de los delanteros las apariciones de Guerreiro y Davies, equilibrando a nivel numérico los duelos cuando el esférico salía hacia la orilla. El ajuste no sólo le sirvió al Barça para encontrar soluciones a sus problemas futbolísticos, sino que le reveló al partido una verdad que ya no abandonaría hasta el final: Con el esférico en las botas de Pedri y Lamine, la presión del Bayern era inútil. El mediocampista y el extremo, uno desde el centro y el otro desde el costado, templaron y torearon el ritmo de juego, esquivaron los intentos rivales de recuperar arriba, dieron contexto a jugadores como Casadó -juego de cara-, Raphinha o Fermín -posibilidad de correr en ventaja- y provocaron que los culers lucieran y se sintieran muy cómodos con el balón en los pies. Sin temor a poder perderlo. Superiores por tener posibilidades sobre el cuero que no estaban al alcance de su rival.

En 2004,  Ronaldinho marcó un gol desde fuera del área en el último minuto contra el Milan y lo celebró gritando y corriendo hacia la banda. En la época, fueron varias las teorías acerca de sus palabras durante el festejo. De todas ellas, la más apta para todos los públicos y la que se ha elegido para titular este artículo concluía que, durante su celebración, lo que el Gaucho había gritado era »eu sou forte». Sin gritarlo, anoche el Barça también lo dijo: Soy fuerte.

Foto: Pedro Salado/Getty Images

View publisher imprint