El Rey también sangra | OneFootball

El Real Madrid lucía su camiseta, limpia y blanca que no empaña, en la competición de las estrellas ¿Qué podía salir mal? todo

COLUMNA DE OPINIÓN

Nadie puede decir que el Real Madrid no lo intentó, porque lo hizo hasta la saciedad; lo que sí pueden decir es que no lo hizo bien. A menudo se suele decir que los mejores jugadores son los que menos necesitan correr, este Real Madrid presionó, luchó, pataleó, pero usualmente de manera individualizada y sin ningún tipo de orden ni concierto.

Ni el Bernabéu, ni la mística, ni una de las ‘busianas’ más numerosas en la historia, pudieron callar el secreto a voces que supone la ineficacia de este Real Madrid. Una posesión estéril y un ataque posicional paupérrimo hicieron que el segundo clasificado de la Premier League campase a sus anchas por el feudo blanco.

Es ridículo sacar a pasear el dedo acusador en una catástrofe de estas magnitudes, principalmente, porque no hay dedos suficientes en las manos como para sacar a la palestra a cada uno de los culpables.

Arteta supo ver las costuras del Real Madrid, le entregó el control del balón y liberó sus pasillos exteriores, el Caballo de Troya se queda en anécdota comparado con esta estratagema. El Real Madrid al ver que estaba en una situación cómoda para realizar centros picó el anzuelo y comenzó a realizar envíos a… nadie, porque Kylian Mbappé es un futbolista excepcional, un fuera de serie, pero no un rematador.

El coliseo, que tantas veces retorció su pulgar hacia abajo, veía impasible como, en esta ocasión, los gladiadores no eran tan bravos ni infundían tanto temor en su contrincante. Muchos pueden pensar que esto solo es una eliminación, pero va mucho más allá: multitud de plebeyos están viendo por primera vez que el rey también sangra, que los jugadores del Real Madrid son humanos.

Nadie va a leer entre líneas, tampoco deben, pero esto solo hace que desmitificar lo conseguido y poner en valor las gestas de años atrás. ¿Qué se supone que debe hacer ahora este club? Saborear el amargor de la derrota, sufrir y llorar, pero sin recrearse en el dolor.

El Real Madrid aún está en la pelea por tocar metal en tres competiciones diferentes y, aunque parezca que no hay ni un ápice de luz en la oscuridad, todo el mundo sabe que no hay un animal más peligroso en el planeta fútbol que un Real Madrid herido.