POSTA DEPORTES
·20 November 2024
In partnership with
Yahoo sportsPOSTA DEPORTES
·20 November 2024
Rio de Janeiro, Brasil.- La camiseta número 9 de Brasil es un símbolo, un legado de los grandes goleadores como Ronaldo Nazário, que con su instinto letal llevó a la ‘Canarinha’ a conquistar títulos inolvidables. Sin embargo, desde su retiro en 2006, ese número parece estar maldito.
El reciente desempeño de Igor Jesus en los duelos contra Venezuela y Uruguay dejó en evidencia un problema que lleva más de una década: Brasil no tiene un delantero centro capaz de ser decisivo.
¿La maldición del ‘9’?
Desde que terminó el Mundial de 2022, donde Richarlison fue el último delantero en destacar con tres goles, la producción goleadora de los portadores del dorsal 9 ha sido desastrosa. De los 37 goles anotados por Brasil desde entonces, solo uno provino de un jugador con ese número: Endrick, en un amistoso contra México antes de la Copa América.
En los últimos 23 partidos, los defensores brasileños han contribuido más al marcador que sus delanteros. Nombres como Éder Militão, Marquinhos y Gabriel Magalhães han encontrado la red, mientras que jugadores como Richarlison, Gabriel Jesús e Igor Jesús han tenido un desempeño pobre frente al arco rival.
Los empates recientes ante Venezuela y Uruguay dejaron a Brasil en el quinto lugar de las Eliminatorias rumbo al Mundial de 2026. En ambos encuentros, Igor Jesús fue titular con el número 9, pero se marchó sin marcar, reflejando la presión y expectativas que vienen con esa camiseta.
¿Qué opciones tiene Brasil?
La generación actual de atacantes brasileños parece carecer del instinto goleador que caracterizó a íconos como Ronaldo o Romário. Richarlison mostró destellos en el Mundial de Qatar, pero su falta de consistencia preocupa. Gabriel Jesús sigue sin consolidarse como el hombre clave en el ataque, mientras que las esperanzas recaen en jóvenes como Endrick, quien aún debe adaptarse al máximo nivel.
¿Es Endrick la solución?
El problema del número 9 no es solo de los delanteros, sino también del sistema de juego. Brasil, acostumbrado a producir talentos ofensivos en todas las posiciones, ha perdido la tradición de formar delanteros centros letales. Endrick, ahora en el Real Madrid, podría ser la esperanza, pero la carga histórica que representa ese dorsal sigue siendo un desafío.