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·26 November 2024
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·26 November 2024
Arne Slot tiene al Liverpool líder en Premier y Champions. Su fútbol “loco y sexy” causa furor. Si le atacas, te mata a la contra y si esperas, te somete.
El segundo equipo más goleador (24) y el menos goleado de Inglaterra. Líder, con 8 puntos de ventaja sobre el Manchester City (y sólo van 12 jornadas). El único que ha ganado los cuatro partidos que van en Champions (y sin encajar un gol desde el minuto 3 de la primera jornada). Una máquina casi perfecta. Terrorífica. El Liverpool de Slot es tan difícil de explicar, como lo era de prever. Pero es una realidad.
Y para radiografiarlo, conviene remontarse a verano y recordar: Klopp anunció su marcha tras ocho temporadas y, de golpe, el Mersey pareció vaciarse. Algo parecido al apocalipsis. ¿Y ahora qué? ¿Quién? La decisión dejó sin palabras y, a día de hoy, mantiene esa sensación, pero por motivos diferentes: Arne Slot. Un desconocido. Un genio. Entrenador joven (acaba de cumplir 46), neerlandés y sin experiencia fuera de su país. Como jugador pasó de puntillas: 18 años de carrera en equipos de tabla media-baja y sin títulos. Pero era mediocentro y, ya ven, de fútbol algo sabía.
Porque pronto dio el salto a entrenador y ahí, las cosas empezaron a ser muy diferentes. Tras madurar en la cantera del PEC Zwolle (el club de su corazón), saltó al Cambuur y después, a ser asistente de Van den Brom en el AZ. Hasta que se fue… y el club decidió que, por qué no, podía tomar su relevo. De ayudante, a primer entrenador. La oportunidad de su vida y el pistoletazo a la de tantos. Slot brilló, ganándose el salto al Feyenoord, uno de los grandes del país, al que llevó a la final de la Conference (derrota, 1-0, ante la Roma de Mourinho) y con el que ganó una Liga (2022-23, la temporada pasada quedó segundo) y una Copa (2023-24). Boom.
La onda expansiva hizo temblar algún informe en Anfield; provocando que, en pleno comité de crisis por la marcha de Klopp, saliese su nombre. Y fue el elegido. Slot aterrizó en Liverpool sin carisma, pero con personalidad. Y muchas veces en la vida, si no todas, es más importante lo segundo. Su llegada fue determinante para frenar una posible salida de Luis Díaz y convertirlo, casi de manera inmediata, en una estrella de un escalón superior. Le prometió que en su sistema sería feliz y está cumpliendo.
Es difícil de descifrar y, por eso, es tan difícil de ganar. “Un fútbol loco y sexy”, dijo hace algo más de un mes el periodista Marcel van der Kraan, de Sky Sports. Una declaración que ha caído de pie en Liverpool, donde la entonan con orgullo.
Su dibujo tiene dos funciones: si domina, o si no. Cuando lo hace, somete. Muchos jugadores en campo rival, mucha electricidad, ritmo (Salah y Luis Díaz son puñales) y valentía para intentarlo de maneras muy diferentes. Regatear sin miedo y chutar desde lejos. Quiere valentía. Pero es que si enfrente tiene a un equipo dominador, no saltan las alarmas. Porque Slot ha trabajado con sus pupilos los contragolpes como si de orfebrería se tratase. Defender, defender, defender y al robar… estampida.
Los rivales, aún no terminan de detectar cómo es mejor hacerle frente. Si ir a por él y que te mate a la contra, o resguardarse un poco, pese a saber que te hunden y liquidan por empuje. No hay manera. Slot ha corregido la única pega que tuvo el Liverpool de Klopp: la fragilidad defensiva. Y una vez que esa tuerca está apretada, la máquina es aterradora. Un monstruo. Ese entrenador neerlandés, desconocido y sin carisma, ha terminado siendo un genio. Pronto valdrá millones. Si no ya. Suerte al Madrid.
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