Orgullo Rojo
·25 January 2025
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·25 January 2025
La victoria de Independiente sobre Sarmiento por 2 a 1 no solo dejó buenas sensaciones por el rendimiento del equipo, sino también un dejo de indignación por la pésima actuación del árbitro del encuentro, Sebastián Martínez. El juez, sobrino de Federico Beligoy, titular de la agencia arbitral, protagonizó una noche para el olvido con errores que podrían haber cambiado el curso del partido.
De entrada, Martínez dejó pasar una grosera agresión de Juan Insaurralde contra Felipe Loyola, quien recibió una trompada que ameritaba la expulsión directa. El árbitro ni siquiera consideró la falta, dejando al defensor de Sarmiento en cancha. Minutos después, omitió un clarísimo penal por mano de Alex Vigo, que por suerte fue corregido por Andrés Merlos desde el VAR, obligando al árbitro a sancionar la pena máxima.
La situación se agravó al final del primer tiempo, cuando Insaurralde volvió a golpear, esta vez a Gabriel Ávalos. Una piña flagrante que Martínez nuevamente ignoró, y en esta ocasión, el VAR tampoco intervino, dejando al delantero paraguayo sin justicia.
En el segundo tiempo, el colmo llegó con la sanción de un penal contra Rodrigo Rey, tras un choque provocado por un desvío de Valdéz. La jugada era claramente accidental y parte del juego, pero Martínez consideró que había infracción, pese a que el VAR no intervino al considerar que el contacto existió. Por el contrario, lo único que le cobró en contra a Sarmiento fue una falta inexistente en mitad de cancha, donde Loyola se trabó solo con el césped.
La actuación del juez fue mala para ambos equipos, pero los errores determinantes perjudicaron claramente a Independiente. A pesar del triunfo y el buen nivel mostrado por el equipo, el arbitraje de anoche dejó una vez más expuesto el desmanejo arbitral en el fútbol argentino. Un verdadero "cuento del tío" que, aunque esta vez no empañó el resultado, vuelve a encender las alarmas en Avellaneda.