
La Galerna
·25 June 2025
Asencio y el pacto entre veteranos y noveles

In partnership with
Yahoo sportsLa Galerna
·25 June 2025
“Van dos partidos y dos veces el mismo error; debemos ser un poco más inteligentes”. La frase de Courtois, directa y contundente —aunque luego tratara de matizarla con un “Él lo sabe, no hay problema”—, provocó el respingo del sofá de los aficionados e intuimos que hay algo más espinoso en el señalado Raúl Asencio.
Como se sabe, después de ser la mejor noticia de una temporada sin títulos de tronío hasta la fecha, el canterano no ha comenzado el Mundial de Clubes con el pie derecho, acumulando un penalti y una expulsión en los partidos contra el Al-Hilal y el Pachuca. Motivo suficiente, consideró el portero, para que el toque de atención a su compañero fuera público, algo que ha abierto el debate: ¿las críticas dentro o fuera de la caseta?
Para resolver la cuestión, podemos acudir a lo que sucedió hace 40 años, cuando cinco canteranos fueron llamados a filas por un mito del madridismo ante la evidente necesidad de chispa de su equipo. Se llamaban Manolo, Rafael, Miguel, José Miguel y Emilio. Pero seguramente los conozcan mejor como Sanchís, Martín Vázquez, Pardeza, Míchel y Butragueño, la Quinta del Buitre.
Corría la temporada 83/84, la segunda de Di Stéfano, y los Juanito, Santillana, Camacho y Miguel Ángel se vieron sorprendidos por unos niños con el descaro de la calle y un sorprendente talento que les hacía despreciar el peso de la camiseta con sus jugadas de encaje, su alegría y la polvareda de una auténtica revolución. “El brazo deportivo de la Transición”, como los define Valdano, había tirado la puerta sin permiso, así que de su enganche con los jefes del vestuario dependería su consolidación y éxito. ¿Cómo lo lograron?
La fórmula fue tan sencilla de escribir como difícil de perseverar, sobre todo cuando algunos de los recién llegados cometía algún error de bulto, como ha sido el caso de Asencio. Nadie les tuvo que explicar a los veteranos que el futuro ya estaba ahí, como compañeros de taquilla, así que optaron por protegerlos de manera exigente. Esto es, cuando llegaban las críticas, ellos asumirían la responsabilidad, jamás los enjuiciaban en público. A cambio, eso sí, de exigirles de puertas hacia adentro siempre lo máximo, siempre el límite de sus posibilidades.
Ese pacto entre veteranos y noveles, con los resultados que todos conocemos, indica el camino del que quizá se extravió Courtois y que sería recomendable que siguiera. Aunque parece que no hizo falta recordárselo, pues en una publicación de Asencio reconociendo sus malas acciones, el belga le dejó cuatro corazones blancos, el lenguaje de los nuevos —aunque no por ello mejores— tiempos.
Getty Images
Live