Vinicius desata un incendio en el Real Madrid | OneFootball

El brasileño vuelve a estar en el centro de la polémica. Su talento es indiscutible, pero su actitud empieza a cansar incluso dentro del vestuario blanco.

En el Carlos Tartiere, durante el choque ante el Real Oviedo, Vinicius Júnior dejó en segundo plano lo futbolístico. Tras marcar un gol y asistir, provocó a la grada enseñando dos dedos, gesto que fue interpretado como un “A Segunda”. El Real Madrid ganó con solvencia (0-3), pero la polémica volvió a ensuciar el triunfo.

La reacción no solo indignó a la afición rival. Dentro del propio vestuario, crece la sensación de hartazgo con estos episodios repetidos. Una voz autorizada como Pedja Mijatovic lo dijo sin rodeos: el brasileño debe centrarse en el fútbol y dejar atrás actitudes que dañan la imagen del club. “Ese comportamiento no representa los valores del madridismo”, sentenció el exdelantero.

El técnico Xabi Alonso también envió un mensaje claro. Alineó de inicio a Rodrygo, relegando a Vinicius al banquillo. Una decisión interpretada como un aviso: la calidad no sirve de nada si no va acompañada de disciplina y respeto.

El contraste con su compatriota es evidente. Rodrygo ha sabido ganarse un lugar con un estilo discreto, enfocado en aportar al equipo sin generar ruido innecesario. Para Alonso, se ha convertido en un pilar por su compromiso y madurez.

La directiva teme que el problema vaya más allá del césped. Cada gesto de Vinicius se convierte en foco mediático y pone en riesgo la imagen global del club. Sponsors y socios internacionales observan con preocupación que uno de los referentes del proyecto se destaque más por polémicas que por goles.

En el vestuario, algunos veteranos intentan aconsejarle. Pero sus palabras parecen chocar contra la misma barrera: la dificultad del jugador para canalizar la hostilidad rival. El club, cansado de las mismas escenas, se pregunta hasta qué punto compensa seguir tolerando esta situación.

El futuro inmediato de Vinicius dependerá de su capacidad para dar un giro. Alonso ha sido tajante: jugarán los que respeten los valores del equipo. El brasileño tiene talento para marcar una era, pero si no corrige su actitud, puede ver cómo su protagonismo se diluye frente a compañeros que encarnan mejor el espíritu blanco.

En Chamartín el mensaje es claro: no basta con marcar o asistir, también hay que demostrar respeto, humildad y compromiso. Y ese examen sigue pendiente para Vinicius.