Segunda División Profesional: Hay talento, solo falta apoyarlo (por @NachoJOsorio1) | OneFootball

Por Ignacio Osorio

La temporada 2024 de la Segunda División Profesional, la que correlativamente es el tercer escalafón de nuestro fútbol y que agrupa regularmente a clubes clásicos con algunos jóvenes y debutantes equipos, muchos de ellos provenientes – por lo general- del semiprofesionalismo o el mundo amateur, llegará a su final luego del partido de desempate que protagonicen con Club de Deportes Melipilla versus Deportes Concepción, ambas instituciones con un respetable recorrido tanto en Primera B como en la A, determinarán quién es, finalmente, el ascendido a la segunda división nominal de nuestro querido fútbol chileno.

Durante los últimos días, mucho se ha hablado de que esta edición de la competencia es una de las mejores desde su creación, hace poco más de una década, congregando y agrupando en un mismo desarrollo, tanto colectivo (equipos) como individualidades que perfectamente, al menos, podrían estar en la B de nuestro balompié.

Si bien el caso de Melipilla y Concepción son los más destacables o los que de pronto congregan mayor atención a través de nombres propios de jugadores como Lautaro Ragazzi, Josué Ovalle, Darío Melo, Brayan Valdivia, Ignacio Mesias (goleador de la división), entre otros. A esos nombres, jugadores de los equipos líderes y de mejor campaña, es posible sumar a Leandro Cañete, Cristobal Campos, Cristobal Vargas, Bastian Solano o Diego Bielckewitz, quienes si bien no exactamente jóvenes promesas, sí son un aporte a la competitividad general de nuestro deporte.

La Segunda División Profesional, más allá de sus vicios ya anquilosados y que lamentablemente serán difíciles de erradicar, como lo son los constantes escritoriazos, es un espacio que cuando sea bien organizado, tomado en cuenta y desarrollado, potenciará mucho más su ya existente característica, que es la de servir como lugar de evolución, maduración y trampolín para muchos jugadores que de pronto, por ABC motivo, han tenido que dar la vuelta larga. La constante dejación que hay con la SDP es solo otra muestra más, un sinónimo de cómo se ha administrado el fútbol chileno solo hoy, sino hace una década o más, posibilitando que de pronto buenos proyectos, instituciones señeras y sobre todo jóvenes jugadores que podrían ser un aporte más allá de la división o la Primera B, queden relegados y poco vistos, terminándose de convertir en “parias” y no recibiendo las oportunidades que, muchas veces, sí reciben jugadores foráneos de dudosa trayectoria y calidad futbolística.

La Segunda División Profesional es una muestra de que en Chile hay talento, pero hace falta apoyarlo, organizarlo, administrarlo y entregarle las herramientas para que este pueda crecer y ser, al nivel que corresponda, un aporte para que el fútbol chileno en su totalidad crezca.