Reviviendo el campeonato de 2010: la ilusión de España por repetir la gesta en 2026 | OneFootball

El 11 de julio de 2010, España escribió la página más gloriosa de su historia futbolística al levantar su primera Copa del Mundo en el estadio Soccer City de Johannesburgo. El gol de Andrés Iniesta en la prórroga no solo desató la euforia en todo el país, sino que también consagró a una generación de futbolistas que cambió para siempre la percepción internacional sobre el fútbol español. Aquella noche, millones de personas salieron a las calles, teñidas de rojo y oro, para celebrar una hazaña que parecía inalcanzable hasta ese momento.

La selección, conocida como La Roja, llegó a Sudáfrica con la presión de ser campeona de Europa y la esperanza de romper la barrera de los cuartos de final, una ronda que históricamente se le había resistido en los Mundiales. Esa ilusión de repetir la gesta de 2010 se siente más cerca con una nueva generación de futbolistas como Lamine Yamal en el Mundial de 2026 en Estados Unidos, Canadá y México. Los aficionados de casino legal en España con licencia ya se ilusionan con las posibilidades que ofrece el megatorneo de la FIFA, que por primera vez contará con 48 equipos. Se trata de una oportunidad única en el mundo del juego en línea y que no existía en 2010.

El inicio titubeante y la reacción del grupo

El debut de España en el Mundial de 2010 fue un jarro de agua fría: derrota 0-1 ante Suiza, un resultado inesperado para una selección que llegaba como favorita. Las críticas no tardaron en aparecer y la presión mediática aumentó considerablemente. Sin embargo, el equipo dirigido por Vicente del Bosque mostró una fortaleza mental admirable. En los siguientes partidos de la fase de grupos, España venció a Honduras (2-0) y a Chile (2-1), asegurando el primer puesto del Grupo H y el pase a octavos de final.

La capacidad de reacción tras el tropiezo inicial fue una de las claves del éxito. Los líderes del vestuario, como Iker Casillas, Xavi Hernández y Carles Puyol, mantuvieron la calma y transmitieron confianza al resto del grupo. El estilo de juego, basado en el control del balón y la paciencia, no se alteró pese a las adversidades, demostrando una madurez inédita en la historia de la selección española.

Un camino de eliminatorias marcado por la solidez

En la fase de eliminatorias, España mostró una solidez defensiva y una madurez táctica que la llevaron a superar a rivales de gran entidad. En octavos de final, un solitario gol de David Villa bastó para eliminar a Portugal. En cuartos, el rival fue Paraguay, en un partido tenso y dramático en el que ambos equipos fallaron penaltis antes de que Villa, de nuevo, marcara el gol decisivo.

La semifinal ante Alemania fue probablemente el mejor partido de España en el torneo. El dominio del balón y la presión constante asfixiaron a los germanos, y un cabezazo de Carles Puyol tras un saque de esquina selló el pase a la primera final mundialista de la historia de La Roja. En todas estas eliminatorias, España ganó por 1-0, demostrando una capacidad para gestionar la presión y los momentos críticos que antes le había sido esquiva.

La final: una batalla épica y el gol de Iniesta

La final ante Países Bajos fue un duelo tenso, trabado y plagado de amonestaciones. Ambos equipos dispusieron de ocasiones claras, pero la figura de Iker Casillas emergió en los momentos clave, especialmente en un mano a mano ante Arjen Robben que evitó el gol neerlandés. El partido llegó a la prórroga sin goles, y cuando todo parecía abocado a los penaltis, apareció Andrés Iniesta. A falta de cuatro minutos para el final, el manchego recibió un pase de Cesc Fàbregas y, con una volea precisa, batió a Stekelenburg, desatando el delirio en toda España.

Ese gol no solo significó el primer título mundial para España, sino que también fue el primero de un equipo europeo fuera de Europa. Iniesta fue elegido mejor jugador del partido, mientras que Casillas recibió el Guante de Oro al mejor portero del torneo

El legado de una generación irrepetible

El triunfo en Sudáfrica fue el punto culminante de una generación de futbolistas que ya había conquistado la Eurocopa en 2008 y que, dos años después, revalidaría el título continental en 2012. Jugadores como Xavi, Iniesta, Casillas, Puyol, Ramos, Busquets y Villa se convirtieron en leyendas, no solo por los títulos, sino por la forma en que transformaron el fútbol español. El estilo de toque y posesión, conocido como “tiki-taka”, se erigió como modelo a seguir en todo el mundo.

El éxito de La Roja supuso, además, un símbolo de unión nacional en un momento de crisis económica y social. El fútbol sirvió como catalizador de emociones y orgullo colectivo, y el recuerdo de aquel verano sigue vivo en la memoria de varias generaciones.

Reconocimientos y consecuencias del triunfo

La gesta de España en el Mundial de 2010 fue reconocida con numerosos premios individuales y colectivos. Además del Guante de Oro para Casillas y el Balón de Bronce para Villa, la selección recibió el premio FIFA Fair Play como equipo más limpio del torneo. El impacto del triunfo fue inmediato: la imagen de la selección española se revalorizó internacionalmente, y muchos de sus jugadores se convirtieron en referentes globales.

España, que viene de una buena racha al coronarse campeón de la Eurocopa 2024 en Alemania, buscará repetir esa historia épica de la mano de una nueva generación de futbolistas, entre los que se destacan el gran Lamine Yamal y Nico Williams.

La victoria en Sudáfrica no fue solo un título: fue el nacimiento de una leyenda.