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·19. Juni 2025

Parce, Dairon Asprilla le pidió perdón a la hinchada de Nacional

Artikelbild:Parce, Dairon Asprilla le pidió perdón a la hinchada de Nacional

¡Qué golazo, parceros! Dairon Asprilla la mandó a guardar como los cracks, como los que no tiemblan en las bravas. Fue en Palogrande, contra Once Caldas, en la última fecha de los cuadrangulares. Recibió el balón con hambre de gloria, se perfiló, miró al arco y ¡pum! La clavó en un ángulo imposible, un misil de esos que hacen historia. ¡Golazo con sello de barrio, con sabor a lucha, con corazón verdolaga!

Pero lo que pasó después, mi gente… eso fue otro nivel. No fue solo el gol, fue lo que vino al momento de la celebración. Dairon, con los ojos llenos de sentimiento, no corrió a sus compañeros, no miró a las cámaras… El parcero se fue directo a la tribuna sur, donde estaban los fieles, los duros, los que aguantan lluvia, sol y decepciones: la hinchada de Atlético Nacional.


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Allá estaban los nuestros, alentando sin parar, con la bandera al pecho y la garganta rota. Y Dairon, con el corazón en la mano, les pidió perdón. Sí, parceros, pidió perdón por no haber clasificado a la final. Porque así somos los verdolagas, sentimos la camiseta como una segunda piel. No se escondió, no puso excusas. Dio la cara como un verdadero guerrero.

Eso, mi gente, no se ve todos los días. En un fútbol donde muchos se hacen los locos cuando las cosas no salen, Dairon nos mostró lo que es tener grandeza. Nos recordó que este escudo no se lleva solo en el pecho, sino también en el alma. Que los colores verde y blanco no se manchan, se honran hasta el último minuto, así el resultado no nos haya favorecido.

Claro que duele no estar en la final, parce. Claro que duele ver cómo se nos fue la oportunidad. Pero ver ese gesto de Dairon, esa conexión con la gente, nos demuestra que este equipo todavía tiene jugadores que sienten como nosotros, que se parten el alma por dejar en alto el nombre de Nacional. Y eso también vale.

Así que, mis parceros, hoy más que nunca tenemos que seguir firmes. Esto no se acaba acá. El camino continúa, y con jugadores comprometidos como Asprilla, vamos a volver más fuertes, más unidos, más berracos. Porque en las malas es donde se ve quién es quién, y nosotros somos de esos que nunca abandonan.

¡Arriba el ánimo, mi gente! Que ese golazo de Dairon no sea solo un recuerdo, sino el punto de partida para lo que viene. ¡Con vos hasta el final, Nacional querido! En las buenas, en las malas y en las peores… ¡siempre juntos, siempre verde, siempre campeón!

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