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·23. Januar 2025
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El 'culebrón' de Alphonso Davies está a un paso de llegar a su fin. Después de varios meses de incertidumbre, el canadiense ha decidido renovar con el Bayern Múnich, pasando de ofertas de clubes como el FC Barcelona y, sobre todo, el Real Madrid, donde venían 'cocinando' su fichaje desde el año pasado y terminaron recibiendo un nuevo 'portazo' en la cara.
El futuro del lateral izquierdo fue uno de los temas 'calientes' del mercado en las últimas semanas, ya que cuando parecía que tenía todo hecho para acordar su llegada al Santiago Bernabéu el próximo verano, los bávaros realizaron un esfuerzo final para convencerle de seguir a las órdenes de Vincent Kompany y lograron su cometido.
Los merengues recibían así un durísimo varapalo en su planificación de cara a la siguiente temporada, ya que, según 'Relevo', tenían un pacto verbal con Davies desde hace un año. Pese a esto, la dirección deportiva del club tenía claro que no entraría en pujas por el futbolista, aunque su fichaje fallido escuece.
Y es que el caso del canadiense abrió una herida en Chamartín, donde vivieron una situación similar el pasado verano con Leny Yoro. El central francés era el principal objetivo del Madrid para la defensa y su operación estaba bien encaminada, pero el jugador finalmente decidió unirse al Manchester United en un giro inesperado de los acontecimientos.
Estos 'fiascos' ponen en tela de juicio la política de fichajes de los madridistas, donde se jactan de pagar con 'gloria' pero que, últimamente, no hacen más que quedar retratados. Los blancos se niegan a depositar millonadas por jugadores cuyos contratos expiran en un corto plazo de tiempo, corriendo el riesgo de que estos terminen aceptando las propuestas de otros clubes que sean más atractivas a nivel deportivo y económico.
Mientras tanto, la 'racanería' de Florentino Pérez le seguirá funcionando para cumplir sus caprichos personales, como la remodelación de un estadio al que invirtió más de mil millones de euros o el pago de una prima de fichaje de 150 millones de euros repartidos en cinco años a un Kylian Mbappé al que hubo que convencer con algo más que 'gloria', una 'moneda' que cotiza cada vez menos en la capital.