Oscuro y polémico triunfo de Gimnasia sobre Atlético Tucumán | OneFootball

La victoria del Lobo por 1 a 0 sobre el Decano quedará en la historia insólita del fútbol argentino. El partido terminó sin luz en el Bosque, estuvo suspendido y se reanudó en condiciones deplorables. Así fue el oscuro y polémico triunfo de Gimnasia sobre Atlético Tucumán.

Gran parte del resultado se explicó cuando la visita quedó con diez hombres a los 27 minutos del primer tiempo. La expulsión de Leandro Díaz condicionó a los de Lucas Pusineri que, igual, coquetearon con la apertura del marcador con un remate alto de Nicolás Laméndola.

Más allá de eso, antes del descanso, los que más peligro habían gestado eran los locales. Renzo Giampaoli lo tuvo en un cabezazo que salió besando el larguero. Y, al rato, Marcelo Torres quedó mano a mano con Matías Mansilla. El Chelo la picó y la redonda dio en el travesaño.

Insólito y bochornoso: Así fue el oscuro y polémico triunfo de Gimnasia sobre Atlético Tucumán

En la complementaria, Gimnasia La Plata abrió la cuenta. A los 9 minutos, Jeremías Merlo desbordó por derecha y lanzó el centro. Manuel Panaro llegaba para empujar y, en el forcejeo, Damián Martínez la terminó mandando contra su cueva.

Hasta ahí, era un triunfo normal en otra jornada del fútbol argentino. Sin embargo, al cuarto de hora, Pablo Dóvalo pidió que se enciendan las torres de iluminación. De repente, el Bosque se transformó en una disco. Cuando unos focos prendían, otros apagaban.

La contienda se extendió hasta que el juez dijo basta. A los 28 minutos del segundo tiempo lo suspendió. Lucas Pusineri pidió continuar pero la decisión era indeclinable. Sin embargo, desde AFA, le dijeron al colegiado que espere. Volvió la luz, se cortó, y Dóvalo decidió reanudar insólitamente en penumbras.

Atlético Tucumán lo pudo empatar con un cabezazo de Miguel Brizuela y otro de Lisandro Cabrera. Gimnasia lo ganó 1 a 0 pero se perdió un contragolpe a ciegas de Sebastián Lomónaco. Fue un partido de la Liga Profesional pero terminaron como cuando todos éramos jóvenes y, en pleno amateurismo, jugábamos en la oscuridad.