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La Colina de Nervión

·14. April 2025

Maximin Caparrós

Artikelbild:Maximin Caparrós

La teoría de juegos es una rama de las matemáticas y la economía que estudia las decisiones estratégicas entre agentes (personas, empresas, gobiernos, etc.) cuando el resultado de cada uno depende de las decisiones de los demás. Analiza situaciones de conflicto o cooperación para encontrar las mejores estrategias posibles. Se usa en campos como la economía, la política, la biología y la informática. En esta teoría matemática se conoce como estrategia maximin aquella en la que el jugador escoge lo mejor dentro de lo peor. Esa es la estrategia que nos toca ahora en el Sevilla Fútbol Club.

Cuatro partidos consecutivos perdidos lleva el Sevilla Fútbol Club. Sí, cuatro. Se desvanece todo sueño europeo; era quizás demasiado para una temporada de transición. Perdidos ante tres equipos que están arriba y uno que está en ascenso, todos por la mínima y sin que el contrario nos haya arrollado en ningún momento. Ahora toca asegurar, una temporada más, la permanencia. Esto es así.


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Hasta que no entendamos que lo que ha llegado a ser el Sevilla Fútbol Club no es obra de ningún mago individual, sino de una conjunción de factores colectivos, seguiremos peleando con fantasmas. Al igual que lo que somos ahora tampoco es únicamente por la nefasta gestión de Junior, Pepe Castro o la maléfica influencia de los supuestos béticos infiltrados en la dirección. Hasta que ese momento de lucidez pragmática no nos alumbre, no terminará este divorcio entre club y grada que nos desangra.

Nuestra situación actual es como si, en un ejercicio de boxeo de sombras, la sombra, inopinadamente, nos noquea. García Pimienta, está claro ya, no va a ser nuestro futuro: le sobra sensatez y le falta ambición. Otra vez estamos ante la tesitura de tener que elegir el escenario maximin, como con Mendi o Quique, o arriesgarnos a males mayores jugando con la fortuna, poseídos por los delirios de grandeza. Pero para no tener que estar condenados a este escenario maximin eternamente, hay que resolver el lío gordo que hay montado entre grada y club.

García Pimienta ha sido seguramente el entrenador idóneo dentro de una situación no precisamente idónea para evitar lo peor. Pero cuando un club está fracturado en su seno, todos lo huelen, incluido el VAR. Toda revisión nos perjudica. Los fichajes se lesionan más, no porque vengan ya lesionados, sino porque perciben la ansiedad del lugar al que llegan, y eso genera un tipo de estrés que propicia las lesiones musculares, como es bien sabido en fisioterapia deportiva. Una revisión sistemática de 43 estudios publicada en Enfermería Global vincula el estrés con lesiones musculoesqueléticas; otros estudios establecen que una de cada tres lesiones musculares en jugadores de Primera y Segunda División son debidas al estrés. Este es solo un ejemplo de cómo el mal ambiente que hay en el Sevilla Fútbol Club actual influye en la plantilla.

En el caso de García Pimienta se daban cuatro factores que, alineados juntos, suelen conducir a un mismo final: la destitución. Estos son: la pérdida de confianza por parte de la plantilla; declaraciones raras de pesos pesados del vestuario como Badé o Carmona; muy mala gestión de las sustituciones (ya que después de los cambios el equipo empeoraba); cada vez se incorporan menos jugadores al esquema del entrenador; y los rumores provenientes de las «gargantas profundas» que siempre rodean al vestuario.

Pero hay motivos para la esperanza. Caparrós sigue aquí y los cimientos que hicieron un Sevilla Fútbol Club grande siguen ahí, intactos. El sevillismo continúa corriendo por nuestras venas; la fábrica de la carretera de Utrera está más que viva (miren al Sevilla Atlético de Galván), y todavía la mayoría accionarial está en manos sevillistas. No somos ni una franquicia multinacional ni una embajada de los sátrapas de algún lejano país. No perdamos el norte con ilusiones extemporáneas y el sur del azahar sevillista se nos dará por añadidura.

Esta Semana Santa, la única estrategia posible se llama maximin; a ver si lo hemos aprendido ya para el Domingo de Resurrección con el Alavés. Caparrós es el pegamento provisional que unirá grada y club, pero no podemos abusar de él: no siempre estará disponible. Junior y Senior deben ser pasado en el nuevo Sevilla Fútbol Club por venir. Que nadie se confunda: Caparrós viene a salvar la barca, no al barquero.


“La mejor defensa es jugar la estrategia maximin: elegir la acción que da el mejor de los peores resultados posibles.”

J. Von Neumann

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