
La Galerna
·3. März 2025
La clave del derbi de Champions: la profecía autocumplida

In partnership with
Yahoo sportsLa Galerna
·3. März 2025
Una profecía autocumplida es un término acuñado por el sociólogo Robert K. Merton en 1932 y se refiere una creencia o expectativa que, simplemente por el hecho de ser asumida como cierta, termina haciéndose realidad. En otras palabras, funciona como una influencia que moldea la conducta humana hasta alcanzar el resultado previsto.
Desde la psicología, las profecías autocumplidas han sido objeto de estudio debido a su impacto en el comportamiento humano. Se ha demostrado que nuestras creencias sobre nosotros mismos, “y sobre los demás”, influyen en nuestras decisiones y acciones. A su vez, estas acciones pueden generar resultados que refuercen las creencias originales.
Es decir, si confiamos en nuestra experiencia y capacidad para tener éxito profesional, es probable que nos desempeñemos con mayor dedicación y seguridad, lo que mejorará nuestro rendimiento. En cambio, si creemos que somos incapaces de lograr buenos resultados, es posible que nos desmotivemos fácilmente ante los primeros obstáculos y terminemos obteniendo resultados precarios. Tras ese ejemplo, prosigo para que entiendan qué conexión tiene esto con el apasionante derbi de Champions de esta semana.
Fervientemente creo que en vísperas de ese Madrid-Atleti, y considerando el más reciente estado de ánimo determinado por los resultados obtenidos por cada uno de ellos en sus respectivos partidos del pasado fin de semana (muy motivador para los colchoneros y tremendamente desalentador para los blancos), bien haría Ancelotti en apelar a los preceptos de la profecía autocumplida para intentar determinar el curso de tan álgida eliminatoria a su favor.
En el fútbol, como en la vida, lo subjetivo y lo intangible muchísimas veces se imponen a lo objetivo. Y, en una coyuntura en la que el madridismo conserva en su retina el amargo recuerdo de un partido nefasto hace apenas un par de días, en el que se vio superado por un Betis que desde el minuto 20 lo dominó en cada aspecto del juego, a la vez que el Atleti arrastra una racha indiscutiblemente muy positiva, Ancelotti tiene en sus manos la gran opción de apelar al extraordinario e invaluable patrimonio histórico del club al que representa. Y me explico a continuación.
Bien haría Ancelotti en apelar a los preceptos de la profecía autocumplida para intentar determinar el curso de tan álgida eliminatoria a su favor
Ante un evento definitivo, eminente y “de máxima importancia para el Madrid” (no nos engañemos, es la Champions la máxima prioridad de esta organización y sus aficionados en todo el mundo), especialmente ante la imagen más reciente del equipo y las bajas claves de un Ceballos en su cúspide y un Bellingham siempre omnipresente y fundamental para el equilibrio del equipo, y sumando a ello a un Valverde mermado por una lesión muscular, el panorama podría no ser alentador para el Real Madrid, y sí, mucho, para el Atleti. Sin embargo, y aquí entenderemos el porqué de la lección de psicología/sociología del inicio de este artículo, pienso que Ancelotti tiene una bala en la recámara, definitiva, mortal para los del Cholo, que debe aprovechar.
En tal sentido, creo que el míster del Real Madrid está ante una gran ocasión para corroborar la tesis que propone la profecía autocumplida, aprovechándola en su beneficio. Así, está ante una oportunidad excepcional para canalizar óptimamente el imperial y absoluto dominio en el pasado de su club contra el Atlético de Madrid para sembrar en los jugadores blancos la certeza absoluta de que, sin importar las circunstancias actuales, presumiblemente favorables a sus oponentes, se impondrán a ellos “como ha sucedido siempre en el marco de esta competición”. Y al mismo tiempo, y aquí lo poderoso del concepto psicológico de las profecías autocumplidas, el técnico italiano cuenta con el caldo de cultivo perfecto para instruir a sus jugadores a sembrar en sus rivales, desde el túnel de vestuarios, hasta la brega en el propio terreno de juego, la sugestión de que “jamás han podido”, y tampoco será distinto esta vez, imponerse al Real Madrid en el marco de la Champions League.
Ahora, tengamos en cuenta que en comunicación el lenguaje verbal se utiliza para comunicar información, mientras que el lenguaje no verbal se usa para comunicar estados y actitudes personales. Aparte, a efectos de lo que les quiero compartir, es importante tener en cuenta que existen estudios que afirman que el lenguaje no verbal constituye el 93% de la comunicación.
Considerado lo anterior, no podemos obviar la posibilidad de que el lenguaje no verbal, bien utilizado por los jugadores del Madrid y el cuerpo técnico, podría ser definitivo para sugestionar a los futbolistas rojiblancos para, aún en su buen momento, hacerlos “autoconvencerse” de que es imposible superar al Real Madrid en la Champions League. Claro está, tendrá esta útil herramienta de incidir en la psicología de su oponente que estar acompañada de un juego excelso, rápido, intenso, y muy especialmente, de total solidaridad en el esfuerzo de parte de los 11 efectivos que pisen el césped del Bernabéu, “desde el mismísimo pitido inicial del partido” y hasta que expire el tiempo de descuento. Un espíritu y una actitud de remontada desde el minuto 1 que dé lugar a un gol tempranero, podría ser irreversible para las mentes sugestionadas de los jugadores del Atleti.
Aunque nunca he estado de acuerdo en encasillar a Carletto en la definición de “buen gestor de grupo”, porque entiendo que con ello se le resta mérito como estratega, pienso con absoluta convicción que bien haría este en sacar a relucir esa incuestionable virtud para sembrar en sus dirigidos la convicción absoluta de repetir la historia, haciendo cumplir, una vez más, la profecía de madridistas… Y también de colchoneros.
¡Hala Madrid!
Getty Images