Independiente Medellín tiene pinta de finalista | OneFootball

¡Parceros! ¿Qué es esta locura tan brava? ¡El Poderoso fue hasta el Metropolitano y le pintó la cara al Junior en su propia casa! 😎 Un partidazo con garra, con corazón y con la camiseta bien puesta. Y sí, aunque suene raro, el gol fue de Homer… pero no el de la familia amarilla, sino el Martínez que se metió en la historia del DIM con ese cabezazo poderoso.

Muchos no creían, otros dudaban, pero el Medellín respondió como los grandes. Se paró con autoridad, con hambre de gloria y con la ilusión encendida. Este equipo no salió a empatar ni a especular, salió a dejarlo todo. Y lo mejor, lo logró: ¡victoria clave, contundente y de visitante, papá!

Con ese triunfo sabroso en Barranquilla, el Rojo quedó líder del grupo con 7 puntos. ¡Siete puntos que huelen a final, que saben a sueño cumplido! Este DIM está para cosas grandes y ya lo viene demostrando fecha tras fecha. ¡Somos el gran favorito, y con toda la humildad lo decimos, pero también con toda la ilusión!

¡Qué momento para estar vivos, parceros! Este no es solo un triunfo más, es una declaración de intenciones. El Medellín quiere, puede y va por todo. No es humo ni es cuento: hay equipo, hay talento y hay corazón. ¡Y con la hinchada encendida, todo es posible!

Y es que lo de Homer fue un poema. Un gol con rabia contenida, con todo el amor por el escudo, con el alma. Celebrarlo fue como gritarle al mundo que el Poderoso está más vivo que nunca, que no nos den por muertos, que aquí hay lucha hasta el final.

Ahora, que tiemblen los rivales porque este Rojo viene con fuego en las venas. Cada jugador se mata en la cancha, cada jugada es con sentido, y cada punto es como una joya. ¡Vamos paso a paso, pero con la mirada firme en la final! Este equipo enamora y contagia.

Así que, mi gente poderosa, celebremos con alegría pero sin confiarnos. Queda camino por recorrer, pero si seguimos así, nadie nos para. ¡Vamos por esa estrella con fe, con fútbol y con toda la energía del Pueblo! Porque cuando el DIM juega así, el corazón se nos llena de orgullo. ¡Vamos Medellín, carajo!