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·21. April 2025
Flores, el fútbol y las villas: las huellas del papa Francisco en Buenos Aires

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Antes de ser nombrado papa, Jorge Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires, la ciudad natal con la que mantuvo siempre lazos fraternos y atesora sus huellas en el barrio de Flores, en su querido club de fútbol San Lorenzo y en las villas marginales que frecuentaba.
- Flores, cuna y religión - Las referencias al Papa abundan en la Basílica San José de Flores, en el centro del barrio homónimo de Buenos Aires donde Bergoglio creció en una modesta familia de cinco hijos.
"En este confesionario, el 21 de septiembre de 1953 un joven Jorge Mario Bergoglio siguió el llamado de Dios para ser Sacerdote", se lee en una placa dorada sobre el reclinatorio de madera tallada.
"Su vida apostólica comenzó acá", se enorgullece el cura Martín Rebollo Paz, vicario en la basílica.
Muestra de su lazo con la Basílica y el barrio fue la imagen de San José dormido que envió al cumplir 10 años de papado. "Él tiene muy presente la basílica. Nos regaló este San José dormido que lo mandaron en avión. Fue una revolución para toda la comunidad", contó el cura a la AFP.
El lugar "es muy especial para el papa, era su casa, él venía como obispo muchas veces a confesar, a rezar", evocó.
La basílica se erige en una vieja zona residencial de clase media venida a menos a fuerza de crisis económicas.
Muchas de sus señoriales casonas del siglo pasado fueron reconvertidas a casas de ancianos. Otras derribadas para construir edificios. Algunas antiguas fachadas atestiguan abundancias del pasado.
En las escalinatas de la iglesia es habitual ver indigentes durmiendo, igual que en la plaza que la enfrenta, invisibilizados entre el ajetreo comercial.
"Flores es parecido a un pueblo italiano romántico y católico", describió Roberto D'Anna, presidente del Museo Barrio de Flores, donde hay memorabilia de Francisco.
La perla del museo es una carta de puño y letra que el papa envió para su inauguración en 2018. "Flores es el barrio en el que nací y viví hasta entrar en el Seminario. Con un poco de petulancia puedo decir que es mi barrio, mis raíces", dice la misiva.
- San Lorenzo - Muy cerca quedan la Basílica de María Auxiliadora, donde fue bautizado, la casa donde nació y otra en la que pasó la infancia.
También su escuela primaria y la secundaria, ambos públicos, así como el instituto católico Nuestra Señora de la Misericordia, donde hizo el jardín de infantes y se educaron sus hermanas.
En las escalinatas del patio interior, el niño Jorge aprendió las tablas de multiplicar, repitiéndolas mientras subía y bajaba los peldaños.
Y allí también lo preparó la hermana Dolores para su primera comunión, rito que cumplió en 1946 en la capilla de la escuela, donde, ya cura, solía oficiar misa para los estudiantes.
Ya arzobispo, Bergoglio conservó siempre los lazos entrañables con la escuela en cuya cocina solía almorzar ñoquis los domingos con las religiosas.
Más al sur, en el Bajo Flores, está el estadio del club San Lorenzo, fundado por un cura en 1908 y del que el papa ha sido su hincha más célebre.
Cada 1 de abril, aniversario del club, él mismo oficiaba la misa en la capilla de la sede deportiva. En el Vaticano, varias camisetas de su amado San Lorenzo estuvieron expuestas en una vitrina.
Se cuenta que el joven Bergoglio se enamoró del equipo en 1946, cuando el club se coronó campeón con una serie de victorias memorables contra Boca, River, Racing y otros grandes de la liga argentina.
- Arzobispo en las villas - Las villas marginales de Buenos Aires son otro de los lugares que frecuentaba y ya como arzobispo desde 1998.
"Nosotros notamos una continuidad. No vimos una diferencia entre el Bergoglio papa y el Bergoglio que era obispo. Esa sencillez, esa opción por los pobres y sensibilidad por lo social ya la conocíamos", aseguró el cura Lorenzo de Vedia, 'padre Toto', párroco de la capilla de la Virgen de Caacupé en la Villa 21-24.
Los "curas villeros", surgidos en 1969 al calor del Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo, históricamente estuvieron alejado de la jerarquía eclesiástica, hasta que Bergoglio tendió puentes.
Como arzobispo visitaba la villa "por lo menos cinco o seis veces por año y todos los 8 de diciembre presidía la multitud que se reunía en la puerta de la parroquia para la fiesta de la virgen", evocó en una entrevista con AFP en 2023.
El padre Guillermo Torres, quien durante 22 años residió en la Villa 31, frente al elegante barrio de Retiro, sostuvo que Bergoglio "hizo que en todos los barrios populares y villas de emergencia hubiera sacerdotes para acompañar a la gente".
"Siempre dijo que era una iglesia pobre para los pobres".