De La Cuna Al Infierno
·12. März 2025
¿El mejor de la historia del fútbol argentino?

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·12. März 2025
Un 11 de marzo, pero de 2012, se disputó el que muchos consideran el mejor partido en la historia del fútbol local: Independiente vencía 5-4 a Boca en la Bombonera, por la fecha 5 del Torneo Clausura de ese año.
Sobra decir que el claro favorito para ese partido era el local que, de la mano de Julio César Falcioni, había salido campeón invicto del torneo anterior, y aún mantenía una racha de 33 partidos sin conocer la derrota en el ámbito local. Además, el "Xeneize" se encontraba puntero del certamen hasta ese momento.
En contraparte, el "Rojo" venía de terminar octavo en el Apertura 2011. El mal inicio en el Clausura 2012 le costó el puesto a Ramón Díaz, que nunca terminó de consolidar un equipo regular e incluso había caído en los cuatro primeros encuentros. De esta forma, el equipo llegaba a la Bombonera con el interinato de Cristian Díaz, quien dirigía a la Reserva.
Aquella tarde, el "Rey de Copas" salió así a la cancha: Diego Rodríguez; Eduardo Tuzzio, Julián Velázquez, Gabriel Milito, Osmar Ferreyra; Roberto Battión, Fabián Monserrat, Hernán Fredes, Patricio Rodríguez; Patricio Vidal, Ernesto Farías.
Para marcar un poco el ritmo que seguiría el partido, el mismo empezó de la forma menos esperada: un pelotazo al área terminó en un rebote, tras una disputa entre Farías y Rolando Schiavi, que le quedó al "Pato" Vidal para poner el 1-0 antes del primer minuto de juego, frente a un equipo que no había recibido goles en los cuatro encuentros previos. Y por si fuera poco, a los 5 minutos, el "Malevo" Ferreyra, que siempre se caracterizó por su gran pegada, aprovechó un mal movimiento de Agustín Orión para poner, de tiro libre, el 2-0. El último campeón invicto perdía sin atenuantes ante su gente.
Sin embargo, el local se comenzó a despertar y, a los 12, tras un saque de falta, Schiavi asistió dentro del área a Facundo Roncaglia que, de cabeza, puso el descuento para meter de vuelta a Boca en el partido. Pese a esto, unos minutos antes del final del primer tramo, Ferreyra tiró un gran centro para el "Tecla" Farías, que con una gran palomita puso el 3-1, en lo que parecía un golpe de knockout. Pero no, el verdadero mazazo lo dió el "Xeneize" en una de las últimas jugadas de la mano de su estrella, Juan Román Riquelme. Y es que el "10" bajó una pelota de Orlando Gaona Lugo, y definió el mano a mano con mucha clase para volver a descontar. El complemento iba a arrancar con un inesperado 3-2.
En el segundo tiempo, los comandados por el "Emperador" salieron con otra mentalidad, empujados por el público, y lograron el empate a los 6 minutos, tras una mala salida del "Ruso" Rodríguez en un tiro libre, que benefició a, nuevamente, Roncaglia, para estampar el 3-3. El envión anímico impulsó a Boca ante un Independiente que se quedó, y a la media hora de juego, un gran centro de Juan Sánchez Miño (futuro campeón de la Copa Sudamericana de 2017) encontró solo a Pablo Ledesma, que hizo delirar a todo el estadio con el gol del 4-3, que parecía haber inclinado definitivamente el partido para los de La Ribera.
Parece una obviedad, pero los partidos no terminan hasta el pitazo del árbitro, porque en el fútbol puede pasar cualquier cosa. En uno de esos episodios hermosos que da este deporte, a los 44 minutos, un nuevo gran centro de Ferreyra llegó a la cabeza de Tuzzio, quien peinó la pelota para que Farías se imponga y marque el 4-4, en lo que se sentía como rescatar un punto impensado por el contexto de ambos equipos. Pero todavía faltaba la cereza del postre...
Cuando estaba a punto de cumplirse el tiempo adicionado, un pelotazo largo del "Avispa" Velázquez fue hacia donde estaban Farías y Schiavi. El delantero aprovechó la pifia del defensor cuando se tiró a barrer y corrió solo para enfrentar a Orión, quien salió desesperado, solo para ver cómo el "Tecla" elevaba su remate con sutileza para superarlo y poner el 5-4 definitivo, para el desahogo de los hinchas de Independiente, que coparon la tribuna visitante, en una época en la que aún se jugaba con ambos públicos.
De esta manera, el "Rey de Copas" se quedó con un partido histórico, primero que nada por el contexto, ya que llegaba con un entrenador interino, un plantel que pocos torneos atrás había quedado último, con cero de doce puntos posibles en el Clausura y enfrentaba al último campeón local, que venía invicto y jugaba en su cancha, una de las más complicadas para ser visitante en Argentina. De la mano de jóvenes (Vidal, Monserrat, Rodríguez) y otros jugadores de trayectoria pero, sobre todo, con mucho huevo, Independiente rompió todos los esquemas y demostró su grandeza en uno de los escenarios más desfavorables posibles.