📝 Peñarol repite: protagoniza sin eficacia y vuelve a dejar puntos | OneFootball

El DT de Peñarol buscó cuidar a algunos de sus jugadores, de cara al debut en la Copa Libertadores del próximo martes, y esto no le dio resultados.

Principalmente se notó la ausencia de Walter Gargano en la mitad de la cancha, porque el primer tiempo Aurinegro (con Rodrigo Saravia como único volante de función defensiva) fue muy deslucido, nunca pudo tomar las riendas del partido y ninguno de los dispuestos para ello pudo desequilibrar: Ceppelini no tuvo juego, casi no aparecieron Laquintana ni Carrizo, y los esfuerzos de Bentancourt y Álvarez fueron aislados y poco claros.

Gargano ingresó para el segundo tiempo, junto con Musto para darle mayor respaldo en la parte defensiva y soltarlo más (salieron Saravia y Bentancourt), y Peñarol mejoró en algo, pero mostrando la misma versión que ya es la más conocida en este Torneo Apertura: voluntad de protagonizar y de hacerse dueño del juego, con insinuaciones interesantes en ataque —muy especialmente por parte de Laquintana— pero sin poder concretar las chances ni generar con claridad.

La falta de gol del equipo de Mauricio Larriera ya es muy preocupante (hizo cuatro en estas siete fechas, dos de ellos de penal) y es una consecuencia evidente de la falta de claridad con la que llega al ataque. Agustín Álvarez se alzó como goleador estrella el año pasado porque Peñarol construía jugadas para que el 9 de área finalice frente al arco, de una u otra manera (cabe mencionar en este punto que aquel Peñarol tenía varios jugadores clave que hoy ya no están); su sequía ahora es sencillamente la ausencia de ese tipo de jugadas: sus últimos tiros al arco son jugadas individuales o luchas de pelotas divididas.

Ignacio Laquintana, por otra parte, sigue siendo desnivelante contra la línea y en el uno a uno, pero una vez que supera su marca y debe cerrar la jugada, no lo suele hacer de la mejor manera. Ante Rentistas fue el mejor en el segundo tiempo, y sin embargo Peñarol casi no tuvo llegadas claras surgidas de sus pies. Él mismo tuvo un mano a mano frente al arquero, que definió directamente a la cara del 1 rival.

Peñarol sigue sin encontrar los caminos para traducir en el resultado su voluntad de dominar el trámite, voluntad que muchas veces se muestra insuficiente para generar peligro concreto en el área rival. Ahora se prepara para la doble competencia y todo puede pasar: quizá algunos resultados positivos pueden elevar la moral y así el funcionamiento del equipo; también puede ocurrir todo lo contrario.